México.- Una pareja de jóvenes quedó atrapada durante más de cinco horas al interior de una sucursal bancaria de Bancomer en las calles de Bolívar y Venustiano Carranza, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
De acuerdo con los afectados, la gente que pasaba por la calle miraba con asombro a los jóvenes, quienes golpeaban con la palma de su mano la puerta de cristal pidiendo ayuda, sin lograr éxito.
Incluso algunos indigentes llegaron al lugar para pasar la noche a las puertas del banco, mientras los jóvenes, identificadas como Eduardo y Erika, esperaban en el suelo a que alguien les abriera.
Eduardo y Erika señalaron que cerca de las 21 horas del pasado jueves acudieron a la sucursal y confundieron la puerta del cajero automático con la entrada del banco, misma que se encontraba abierta, pero, al cruzarla, se bloqueó e impidió que pudieran salir.
Elementos de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) llegaron al lugar, pero estos no los apoyaron, afirmaron los jóvenes. Como todos los trabajadores ya se habían retirado, los jóvenes permanecerían en el lugar toda la noche. Los elementos de seguridad tomaron fotografías, recabaron sus datos y después se retiraron. “Van a tener problemas”, señalaron los oficiales, tras indicarles que ingresaron a una zona no permitida.
“Como son oficinas yo creo que al personal se les olvidó cerrarlas y dejaron las puertas de par en par, llegaron los muchachos pensando que había cajeros y quedaron atorados. Ya avisamos a la gente de la empresa pero nos respondieron que les van abrir hasta las siete de la mañana. Aunque sabemos que se quedaron encerrados por error, es posible que los traslademos al Ministerio Público para deslindar responsabilidades. Si el apoderado legal dice que no hay problema los muchachos se pueden ir, señalaron los policías.
De acuerdo con Eduardo y Erika, poco después de las 2:00 h se activó la alarma bancaria que sonó aproximadamente 30 minutos, y la puerta de cristal se abrió. Los jóvenes se levantaron de inmediato y aprovecharon para salir.
“Fue una situación muy incómoda, los policías a cada rato nos tomaban fotos supuestamente para que sus jefes les creyeran de que estábamos encerrados. Afuera ya nos esperaban varios policías. Solo nos pidieron nuestros datos y nos dejaron ir”, concluyeron.