diciembre 15, 2024
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agosto 16, 2016 | 146 vistas

CIUDAD DE MÉXICO, México, agosto 15 (Agencias)

El primer club de Jalisco en ganar un título en la época profesional, la primer academia y una de las canteras más prolíficas del balompié mexicano; es el futbol en el que se sufre por la ausencia de títulos, pero también es el futbol vistoso. Éstas son algunas de las características que remiten al Atlas, hoy equipo centenario de la Liga mexicana.

Fundado un 15 de agosto de 1916, por Juan José Cortina y un grupo de jóvenes de familias acomodadas de Jalisco, quienes como él compartían el gusto por el deporte que los había dejado impresionados en sus viajes de estudio por Inglaterra, el Atlas no tardó mucho en ser un equipo exitoso.

En 1917 obtuvieron su primer título de la Liga de Occidente, el torneo regional amateur en el que participaban antes de que llegara la era profesional y donde obtuvieron cinco títulos que lo colocaron como uno de los equipos protagonistas de su época.

Con el arribo de la era profesional no dejó de ser un equipo destacado. Atlas fue de los primeros clubes de provincia en incorporarse a la nueva Liga y fue el primer club de su estado en lograr un título profesional en 1950-51.

Hasta ahora es el único campeonato que presumen, pero no se trató del único, pues también ganaron varias ediciones de la Copa México, así como el trofeo Campeón de Campeones y que lo colocaron como uno de los clubes exitosos del futbol mexicano entre los años 40 y 50, con una generación exitosa donde destacaron jugadores como Edwin Cubero o Felipe Zetter.

Después, las copas se ausentaron, no así el cariño de su afición, que en el estado de Jalisco sienten gran arraigo por sus colores.

Atlas brilló de otra manera, con el tiempo se convirtió en una de las canteras más prolíficas del país. Borgetti, Márquez, Oswaldo, Pardo, Zepeda, Osorno, Guardado y varios más son algunos de sus más destacados representantes.

Hoy, se debaten en el intento de volver a obtener un título y aunque el fracaso es una constante, la ilusión se mantiene. Tal vez un día, de forma inesperada, llegue algún título de forma romántica: “a lo Atlas”.

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