diciembre 13, 2024
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agosto 19, 2016 | 103 vistas

RÍO DE JANEIRO, Brasil, agosto 18 (AP)

Un funcionario de la policía brasileña dijo este jueves que el nadador estadounidense Ryan Lochte inventó la historia de que le habían robado sus pertenencias a punta de pistola en Río de Janeiro.

El funcionario, quien tiene conocimiento directo de la investigación, habló a condición de permanecer en el anonimato por no tener autorización para hablar sobre una pesquisa en curso.

La persona dijo que, aproximadamente a las seis de la mañana del domingo, Lochte y sus compañeros nadadores Jack Conger, Gunnar Bentz y Jimmy Feigen pararon en una gasolinera en Barra da Tijuca, un suburbio de Río de Janeiro donde se ubican muchas de las sedes de los Juegos Olímpicos.

Uno de los nadadores trató infructuosamente de abrir la puerta de un baño en la estación.

Luego, otros nadadores empujaron la puerta y la rompieron. Imágenes de circuito cerrado de la gasolinera muestran a los deportistas causando algunos destrozos en el baño.

Aparecieron dos guardias de seguridad, quienes los confrontaron apuntándoles con sus armas, según el funcionario.

Originalmente, la fuente había negado que los guardias hubieran desenfundado sus pistolas. Luego, cambió la versión tras un interrogatorio realizado el jueves a uno de los empleados de seguridad.

El gerente de la gasolinera llegó después. Con ayuda de un cliente que tradujo entre el portugués y el inglés, el gerente exigió que los nadadores pagaran la puerta dañada.

Tras una discusión, los deportistas pagaron una suma desconocida y se marcharon.

Según el funcionario, Conger y Bentz, nadadores que fueron obligados a bajarse del avión en el que partirían hacia Estados Unidos el miércoles por la noche, dijeron a la policía que la historia del robo fue un invento.

Lochte mintió primero sobre el robo durante una llamada telefónica con su madre Ileana, quien habló con la prensa, dijo el funcionario. Ello derivó en la gran cobertura de la prensa sobre lo ocurrido y llamó la atención de la policía.

La situación cobró nuevas proporciones el miércoles, cuando Conger y Bentz fueron retirados del avión que despegaría del aeropuerto de Río de Janeiro, en medio de la incertidumbre sobre qué ocurrió realmente durante la noche posterior a la conclusión de las pruebas de natación en Río 2016.

Funcionarios de la corte habían solicitado que se decomisaran los pasaportes de los cuatro nadadores, pero Lochte había regresado a Estados Unidos antes de que las autoridades cumplieran con esa orden.

Las autoridades siguieron presionando a los nadadores para que contaran lo ocurrido, tras una serie de versiones contradictorias. La policía informó que los nadadores no pudieron dar detalles clave en las primeras entrevistas y se habían encontrado pocas evidencias que sustentaran la denuncia del robo.

Los nadadores dijeron que estaban ebrios y no recordaban el tipo o color de taxi en el que viajaban, dónde ocurrió el incidente ni a qué hora, señaló la policía.

El funcionario indicó que las sospechas cobraron fuerza tras revisar un video de seguridad de los nadadores cuando regresaron a la Villa Olímpica. Las imágenes mostraron que todos usaban relojes.

La oficina de la jueza Keyla Blanc, quien ordenó la confiscación de los pasaportes, informó que había discrepancias en las declaraciones de los deportistas.

Lochte había dicho que estaba con Conger, Bentz y Feigen cuando varios sujetos armados, con placa policial, interceptaron el taxi que los llevaba de vuelta a la villa de los atletas, luego de una fiesta que siguió a la última competencia de natación en los Juegos Olímpicos, el sábado por la noche.

La cadena NBC informó el miércoles que Lochte se había retractado de algunas de sus declaraciones iniciales. Dijo por ejemplo que el taxi no fue interceptado por sujetos con una placa policial, sino que el robo ocurrió después de que los atletas pararon en una gasolinera.

Asimismo, Lochte dijo que el asaltante le apuntó con una pistola, pero no a la cabeza.

Las autoridades dijeron que después de lo ocurrido, los nadadores no llamaron a la policía. Los agentes comenzaron a investigar después de que vieron reportes de prensa en que la madre de Lochte hablaba sobre lo ocurrido.

Jeff Ostrow, abogado de Lochte, dijo previamente que no había duda de que el robo ocurrió.

“¿Por qué alguien inventaría esto”, indicó Steve Lochte. “Es simplemente ridículo”.

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