Reynosa, Tamps., 22 Ago (Notimex).- A sus seis años de edad, “Luna”, una aguililla de Harris, tiene la función de dispersar cualquier otra ave, roedor o mamífero que tuviera la osadía de colocarse en la pista del Aeropuerto Internacional General Lucio Blanco, ubicado en esta ciudad.
El encargado del Programa de Control y Fauna de la terminal aérea, Carlos Fernando Gómez Franco, señaló que el trabajo del ejemplar es el de dispersar cualquier otro animal que pudiera apostarse en la pista de aterrizaje y despegue, a fin de evitar accidentes de las aeronaves.
Mencionó, en entrevista con Notimex, que la jornada es ardua y constante, por ello “Luna” es apoyada en los trabajos de inspección por otros cuatro ejemplares, tres hembras más conocidas como “Daga”, “Lucky” y “Gitana” y un macho llamado “Godzuki”, quienes se turnan los días y horarios para realizar las labores de vigilancia.
“Aquí se trabaja los 365 días del año; durante todo el día se hacen recorridos en la pista para asegurarnos que no haya aves, mamíferos, conejos o cualquier otro animal que pudiera poner en peligro el despegue o aterrizaje de las aeronaves”, dijo.
Señaló que las aves conocidas por su nombre científico como “Parabuteo unicinctus” realizan recorridos cada hora, antes y después del aterrizaje y despegue de los vuelos, sin importar el horario, temperatura o condición climatológica.
“Como son cinco aves, todas salen a trabajar diariamente, se turnan mientras una vigila, las otras cuatro descansan y así cada hora se relevan en la jornada de inspección”, apuntó.
Gómez Franco explicó que las aves realmente no entienden por el nombre, pero que se les pone uno para identificarlas y llevar un mejor control, “más bien entienden por el guante, ellas saben que el guante es el que les da de comer”.
Detalló que las aves trabajan a base de premios, es decir, hacen su función y se les premia con alimentos, como son pescuezos de pollo, carne de conejo y de paloma, entre otros.
Dijo que antes de ponerlas a trabajar a las águilas se les da una manejo de acoplamiento, a fin de que exista empatía entre el ave y el manejador.
Al respecto, Gómez Franco calificó de positivo el trabajo realizado por las aguilillas y explicó que “Luna”, quien lleva un año y medio de trabajar en este aeropuerto, cuenta con experiencia, debido a que antes de llegar a Reynosa laboró en otros aeropuertos nacionales.
Asimismo, destacó que este tipo de animales cuentan con anillos de identificación, ya que vienen de un criadero especial, en donde nacen y a partir de los seis meses de edad, cuando ya terminaron de emplumar y pueden volar, están listos para su trabajo.
Señaló que el promedio de vida de las aguilillas de Harris es de 20 años, pero que estas aves trabajan por espacio de 17 años y posteriormente las jubilan y entran a un programa de reproducción, ya que buscan no perder esta especie de aves.