diciembre 12, 2024
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septiembre 7, 2016 | 84 vistas

VIENTIÁN, Laos, septiembre 6 (Associated Press)

El presidente estadounidense Barack Obama dijo el martes que era una “obligación moral” sanar las heridas de una guerra secreta y prometió ayudar a retirar los 80 millones de bombas no detonadas que arrojó Estados Unidos sobre Laos hace una generación, más de diez por cada uno de los siete millones de habitantes de la nación asiática.

Hace medio siglo, Estados Unidos convirtió a Laos en el país más bombardeado en la historia, al arrojarle durante nueve años aproximadamente dos millones de toneladas de artillería en un capítulo secreto de la Guerra de Vietnam. Obama, el primer presidente estadounidense que pisa suelo de Laos estando en el cargo, lamentó que muchos estadounidenses sigan sin conocer el “doloroso legado” que sigue cobrando vidas y extremidades hasta el presente.

“Los remanentes de la guerra continúan destrozando vidas aquí en Laos”, dijo Obama ante una audiencia de estudiantes, empresarios y monjes budistas que levantaban teléfonos celulares para tomar fotografías del mandatario estadounidense. “Aunque continuamos lidiando con el pasado, nuestra nueva asociación está enfocada en el futuro”, señaló.

Con esa finalidad, Obama anunció que Estados Unidos duplicaría su gasto para los esfuerzos de retiro de bombas a 90 millones de dólares en un plazo de tres años, una suma relativamente pequeña para la nación americana pero que representa una inversión significativa para un país pequeño en uno de los rincones más pobres del mundo. Obama planea poner un rostro humano al asunto cuando se reúna el miércoles en Vientián con sobrevivientes de las bombas que arrojó Estados Unidos.

El presidente no vino a disculparse. En lugar de ello, calificó el conflicto como un recordatorio de que “cualquiera que sea la causa, cualesquiera que sean nuestras intenciones, la guerra inflige un gravamen terrible, especialmente sobre hombres, mujeres y niños inocentes”.

Gracias a esfuerzos globales de limpieza, las cifras de víctimas de bombas del tamaño de una bola de tenis que aún están botadas en la campiña laosiana han bajado de cientos por año a decenas. Pero grupos de asistencia dicen que se requiere mucha más ayuda. De todas las provincias en Laos, sólo una tiene un sistema integral para atender a sobrevivientes de detonaciones de bombas.

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