NUEVA YORK (AP)
Estados Unidos conmemoró este domingo el 15to aniversario de los ataques del once de septiembre de 2001 con una solemne lectura de los nombres de las personas fallecidas, pero no se pudo evitar que las campañas presidenciales se entrometieran en la que es tradicionalmente una remembranza sin tintes políticos.
Hillary Clinton se retiró aproximadamente 90 minutos después del inicio de la ceremonia en la zona de los atentados después de sentirse “excesivamente acalorada”, indicó su oficina de campaña. Un video mostró que se le doblaban las rodillas mientras tres personas ayudaban a la candidata presidencial demócrata de 68 años a que ingresara en una camioneta en un día húmedo y caluroso con temperatura de 26.6 grados Celsius (80 Fahrenheit).
Donald Trump, cuyos partidarios han puesto en tela de juicio reiteradamente que Clinton no es apta físicamente para ser presidenta, también estuvo en la ceremonia durante un tiempo y se marchó después que ella. Al preguntársele sobre el incidente, el candidato republicano dijo únicamente: “no sé nada al respecto”.
El episodio arrojó una sombra política sobre un evento en el que se ha tratado de mantener el enfoque en las remembranzas al invitar a políticos pero prohibiéndoles hablar en el acto. Los dos candidatos siguieron la costumbre de suspender durante el día todos los anuncios de campaña por televisión.
Los políticos del momento no estuvieron del todo ausentes de la ceremonia, en la que algunos familiares de las víctimas pidieron a la nación hacer a un lado sus diferencias, expresaron esperanzas de que haya paz o hicieron un llamado al próximo comandante en jefe de las fuerzas armadas para que garantice la seguridad del país.
Joseph Quinn, quien pasó lista a su hermano Jimmy, pidió a los estadounidenses que recuperen el sentido de unidad que brotó después de los ataques terroristas.
“Sé que, en nuestro actual ambiente político, podría sentirse que estamos divididos. No lo crean”, dijo Quinn, quien agregó que él prestó servicio en las fuerzas armadas en Irak después del once de septiembre de 2001. “Involúcrense con su comunidad. … Sean la conexión que todos necesitamos desesperadamente”.
Casi tres mil personas murieron cuando aviones secuestrados se estrellaron contra el Centro Mundial de Comercio, el Pentágono y un campo cerca de Shanksville, Pennsylvania, el once de septiembre de 2001. Fue el atentado terrorista con más muertos en territorio estadounidense.
Los organizadores calcularon que ocho mil personas se reunieron este domingo en el sitio en el bajo Manhattan donde solían estar las Torres Gemelas. Escucharon durante las casi cuatro horas que duró la recitación de los nombres de aquellos que murieron.
“No deja de ser difícil. El dolor nunca se va. No avanzas, esto siempre está contigo”, dijo Tom Acquaviva, de Wayne, New Jersey, quien perdió a su hijo Paul Acquaviva.
Para Dorothy Esposito, el paso de 15 años se siente “como quince segundos”. Su hijo, Frankie, fue asesinado.
Cientos de personas se reunieron para una lectura de nombres de víctimas en Shanksville. En una ceremonia en el Pentágono, el presidente Barack Obama instó a los estadounidenses a no permitir que sus enemigos los dividan y elogió la diversidad del país como “una de nuestras mayores fortalezas”.
“Éste es el Estados Unidos que fue atacado esa mañana de septiembre. Éste es el Estados Unidos al que debemos permanecer fieles”, dijo a cientos de miembros de las fuerzas armadas.
Algunos familiares de víctimas dijeron que su pérdida los ha inspirado para ayudar a otros.
Jerry D’Amadeo dijo que trabajó este verano con niños en la Escuela Primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, donde 26 niños y adultos fueron masacrados en 2012.
“Algunas veces las cosas malas en nuestras vidas nos colocan en el camino en el que debíamos estar”, comentó D’Amadeo, quien tenía diez años cuando perdió a su padre, Vincent Gerard D’Amadeo.