SEUL, Corea del Sur (AP) — El retiro del mercado de 2,5 millones de teléfonos Galaxy Note 7 de Samsung que se incendiaron y explotaron fue motivado por sutiles problemas de fabricación, pero resalta el desafío que enfrentan los fabricantes de artículos electrónicos, que tratan de almacenar cada vez más potencia en aparatos cada vez más delgados, deseosos siempre de acelerar los lanzamientos.
Samsung confirmó que hubo decenas de casos en los que las baterías del Note 7 se prendieron fuego o explotaron, casi siempre mientras se estaban cargando. Anunció que actualizará el software que impedirá que las baterías se carguen más de un 60% para reducir el riesgo de que recalienten. Pero recomienda a la gente que apague los teléfonos hasta que sean reemplazados, a partir del 19 de septiembre.
El Note 7 recibió comentarios muy elogiosos al salir al mercado en agosto por su velocidad, su nuevo software y el hecho de que podía funcionar nueve horas sin ser cargado. Semejante potencia, no obstante, puede causar problemas: al poco tiempo de su salida al mercado los usuarios comenzaron a quejarse de que el teléfono se prendía fuego o explotaba. En un caso incendió un vehículo todo terreno en el que había sido dejado.
Las autoridades de aviación de Estados Unidos, Europa y Australia recomendaron a los pasajeros que no usen o carguen los Note 7 en vuelo ni los despachen con el equipaje.
El presidente de la división de teléfonos móviles de Samsung, Koh Dong-jin, dijo que se había comprobado un «pequeño error» en el proceso de fabricación de las baterías del Note 7 que era muy difícil de detectar. Un extremo de la batería tenía defectos que aumentaban las posibilidades de que recalentase, indicó.
Ese tipo de falla es inimaginable si el fabricante de baterías tiene controles de calidad adecuados, según Park Chul Wan, ex director de la división de baterías del centro de investigaciones del Instituto de Tecnología Electrónica de Corea.
Agregó que se deberían buscar otros factores ajenos a las baterías que pueden haber contribuido al recalentamiento.
«Si la tesis de Koh es correcta, Samsung es una compañía de tercera», afirmó Park. «Pero no parece ser un simple problema de batería».
El tiempo y consideraciones comerciales son otros factores que inciden en el lanzamiento de un teléfono y en su seguridad.
En el 2015, Samsung adelantó la salida al mercado de su nuevo Galaxy Note de septiembre a agosto porque Apple se proponía lanzar su nuevo iPhone en septiembre.
Antes de que se produjesen las primeras explosiones de baterías, la subasta no daba abasto para atender la demanda del Note 7.
Samsung no ha dicho quién es el proveedor de las baterías defectuosas. Según C.W. Chung, analista de Nomura Securities en Seoul, ejecutivos de Samsung han dicho que el 70% es suministrado por su propia división SDI y el 30% restante por Amperex Techology Ltd., firma china que también abastecería de baterías al iPhone.
Los problemas con las baterías de litio no son nada nuevo y afectan todo tipo de productos, desde automóviles Tesla hasta aviones Boeing 787, pero nunca se habían visto tantos incidentes juntos con baterías de ion de litio, de acuerdo con Park.
Las baterías son muy populares porque son livianas, diminutas y tienen mucha más energía que otros aparatos.
Pero almacenar tanta energía en un espacio tan reducido, con componentes combustibles separados por paredes extremadamente delgadas, las hace susceptibles al recalentamiento. Si esas paredes divisorias no funcionan bien, se producen reacciones químicas que generan fuego.
Eso fue lo que sucedió con el Note 7, según Koh.
«La falla en la fabricación hizo que entrasen en contacto electrodos negativos con electrodos positivos», explicó a la prensa en Seúl.
Algunos expertos opinan que Samsung apresuró al lanzamiento sin haber tomado los recaudos necesarios.
«No tenían otra opción que hacer la separación (entre electrodos) más delgada por la capacidad de la batería», dijo Lee Sang-yong, profesor del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología de Ulsan, Corea del Sur, y quien trabajó más de una década con LG Chem, uno de los principales fabricantes de baterías de litio. Agregó que separadores más gruesos pueden aumentar la seguridad, pero no prevenir el recalentamiento.
Doh Chil-Hoon, jefe del departamento de baterías del Instituto de Investigaciones de Electrotecnología, un organism official, cree que parte del problema fue la decisión de Samsung de adelantar el lanzamiento.
«De haber habido suficientes elementos para garantizar la seguridad, un pequeño defecto de fábrica no habría producido explosiones», aseguró.
A diferencia de Samsung, Apple ha modificado el hardware y el software que produce ella misma para hacer que los iPhone usen energía más eficientemente. Samsung, en cambio, aumenta la capacidad de sus baterías.
Eso se puede lograr sin aumentar el tamaño, ajustando los componentes o cambiando el proceso de producción, indicó Lam.
«Hay dos trayectorias diferentes: Samsung almacena más densidad energética, mientras que Apple trata de reducirla modificando todo lo demás», expresó.