Elizabeth Guevara.-
A casi un año de abrir sus puertas al público la Pinacoteca de Tamaulipas hacemos un recuento del paso de los años de este emblemático edificio patrimonio de la Ciudad, el primero de su índole en el estado, que alberga un gran número de obras que marcaron la historia del país.
Fue el 24 de septiembre del 2015 cuando este maravilloso lugar abre sus puertas y presenta a los victorenses sus salas de exposición, sala de consulta, salón de usos múltiples, talleres, librerías, cafeterías, biblioteca y área de investigación, sin embargo antes de ser este patrimonio, fue el hogar de la familia Filizola, una de las más distinguidas de la región desde el último tercio del siglo XIX.
Esta familia estaba conformada por Juan Filizola y su esposa Rosa Gaetani; así como por sus tres hijos, Francisco, Blas y Nicolás. Originarios de Torranca, Italia, vienen a México alrededor de 1860 con el objetivo de mejorar su calidad de vida y luego de recorrer diferentes regiones del país, deciden en 1870 establecerse en Ciudad Victoria.
Y fue hasta 1890 que comenzaron a construir una casa habitación para la familia, su construcción concluyó en 1894, era un edificio grande, imponente, ubicado entre los callejones 13 y 14 de la calle Hidalgo y que revistieron con piedra especial que trajeron de la sierra de San Luis Potosí.
En la actualidad, la Pinacoteca Tamaulipas es un referente de Ciudad Victoria, por ello se hace un rescate histórico de la misma, pues se considera que fue la primera casa habitación con arquitectura.
Estaba hecha de sillar de dos niveles en la parte frontal, techos con vigas de madera y lamina importada, los pisos eran de duela en la segunda planta y de mosaico en la parte de abajo, además los portones, puestas y ventanas eran de mezquite y sabino.
Los hermanos la decoraron con el mobiliario adecuado, pero en 1895 Juana Pies, esposa de Juan Filizola Brandi (nieto de don Juan Filizola), se hizo cargo de la casa y le hizo nuevas remodelaciones.
Esta casona contaba con dos entradas, la ya conocida en el 14 y 15 Hidalgo y la que se ubica en el callejón del 13, entre Hidalgo y Juárez, por esta última entraban los carros y carretas. Por dentro las paredes estaban adornadas con franjas pintadas a mano con formas naturistas, con cortinas de terciopelo, óleos de retratos familiares, camas de bronce, mesas con cubiertas de mármol y espejos franceses. La planta baja tenía cinco recámaras, una cocina con su horno para leña, antecomedor y comedor, los cuales aún se pueden apreciar en donde se ubica la cafetería “Los Azhares” de la Pinacoteca. Además el primer patio albergaba un hermoso jardín con árboles frutales y flores, que fue el fondo perfecto para diversas fotografías que guarda la familia Filizola.
Posteriormente el lugar cambió de propietarios por los hermanos Fidencio y Delia Medina Garza, quienes donaron al Gobierno del Estado, este bello recinto.
Para inicios del 2013 el Instituto Nacional de Antropología intervino para que la Casa Filizola se preservara como un patrimonio de los tamaulipecos, poniendo los lineamientos para que siga siendo un resguardo de la memoria de los victorenses.
Esta casa aún mantiene su esencia, al caminar por sus pasillos se puede admirar la fantástica arquitectura que tiene, además hay vestigios que no fueron tocados por los restauradores para que sus visitantes los puedan apreciar y transportarse a aquellos tiempos donde la familia Filizola tenía su hogar.