diciembre 11, 2024
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septiembre 19, 2016 | 194 vistas

Nueva York, 19 Sep (Notimex).- Los tacos se han ubicado al centro del debate sobre la identidad de Estados Unidos en el marco de una campaña presidencial en que los latinos, y en especial los mexicanos, han sido mostrados como amenaza o como clave para el triunfo del futuro presidente.

La polémica sobre los tacos tomó una matiz bien definido luego de que Marco Gutiérrez, un inmigrante de padres mexicanos indocumentados que hace unos meses fundó el grupo Latinos por Trump, fuera entrevistado en televisión.

De acuerdo con las declaraciones que el pasado 31 de agosto Gutiérrez hiciera al canal de televisión NBC, la cultura mexicana “es muy dominante”, lo que a su juicio es una fuente de problemas para los ciudadanos de Estados Unidos.

“Si no hacemos algo al respecto (en referencia a la dominante cultura mexicana), vamos a tener camiones de tacos en cada esquina”, advirtió Gutiérrez.

La declaración generó múltiples reacciones, en su mayoría jocosas e hilarantes, aunque también pareció hacer eco de lo que el candidato Donald Trump ha sostenido de manera más sombría: que la migración sin control amenaza la esencia de Estados Unidos, que a su juicio es básicamente anglosajona.

Al igual que los inmigrantes de origen mexicano a los que Trump concibe como una amenaza, los tacos y la comida originaria de México en general son ya indistinguibles del tejido cultural de Estados Unidos, y resultan prácticamente inseparables.

En su libro de 2013 “Taco USA: how Mexican food conquered America” (cómo la comida mexicana conquistó Estados Unidos), el comentarista cultural Gustavo Arellano argumentó que el gusto por esta cocina latinoamericana en territorio estadunidense inició desde la fundación de México.

De acuerdo con Arellano, “la cultura culinaria mexicana es una parte incuestionable de la esencia gastronómica estadunidense”, lo que se nota por las docenas de manifestaciones y apropiaciones en Estados Unidos de platillos originados en México.

Cadenas de restaurantes como Taco Bell, que venden productos como el Quesarito o la Chalupa Supreme, así como platillos como la chimichanga, el taco pizza o los tacos en tazón, constituyen parte de la extensa variedad de cocina mexicana, aunque hayan sido creados en territorio estadunidense.

En un editorial publicado el pasado 16 de septiembre en el diario The New York Times, Lawrence Downes anotó que más allá de la comida, los emprendedores mexicanos de la industria culinaria han renovado la idea de un país en que la migración ha sido esencial.

Los camiones de tacos, conocidos como “taco trucks”, representan la “cultura optimista y del sí se puede que los mexicanos traen allende la frontera”, explicó Downes en un editorial titulado “No se trata sólo de los tacos”.

El propio Trump conoce la influencia de la cocina mexicana, y en uno de los escasos mensajes que ha ofrecido para tratar de ganar el voto de los hispanos, publicó un mensaje en su cuenta de Twitter con una foto suya en que comía un “taco en tazón”, y en que afirmaba: “amo a los hispanos”.

El mensaje no pareció haber sido bien recibido por la comunidad hispana, aunque tampoco pareció molestar a los seguidores de Trump que, tal como la mayoría de los estadunidenses, considera a los tacos y las enchiladas como parte su cultura, tanto como la pizza o los espaguetis.

Por su parte, la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, ironizó la semana pasada en una reunión con legisladores hispanos que era preciso evitar las provocaciones de Trump y de sus seguidores y mantener en cambio el enfoque en los mensajes de la campaña.

“Por cierto, personalmente creo que un camión de tacos en cada esquina suena absolutamente delicioso”, declaró Clinton.

Así, los tacos se han convertido en una clave para hablar sobre la migración, en especial aquella que proviene de México, un país con vínculos con Estados Unidos más profundos de lo que muchos estadunidenses aceptarían reconocer.

 

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