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septiembre 27, 2016 | 70 vistas

CARTAGENA, Colombia, septiembre 26 (AP)

La guerrilla más antigua de Latinoamérica dijo adiós a las armas en una emotiva ceremonia llena de simbolismos, en la cual el jefe de las FARC y el Presidente colombiano firmaron un acuerdo de paz con un bolígrafo construido con una bala usada en combate.

El líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, pidió perdón a las víctimas de un conflicto de más de medio siglo, mientras que el mandatario Juan Manuel Santos dio la bienvenida a la democracia a quienes por años, reconoció, fueron sus más fuertes “enemigos”.

Tras su formalización, el convenio de paz enfrentará ahora una nueva prueba el dos de octubre, cuando la gente acuda a votar en un plebiscito sobre el tratado, aunque las encuestas señalaron que la mayoría lo respaldaría.

“Todo acuerdo de paz es imperfecto”, reconoció Santos, aunque aseguró que es el mejor que pudieron lograr.

El escenario de la firma del acuerdo, el centro de convenciones de Cartagena se convirtió en un espacio cargado de símbolos que mostraban los deseos de paz: desde la bala convertida en pluma, los cientos de invitados ataviados de blanco, la presencia de comandantes guerrilleros que apenas hace poco habrían sido capturados por estar en un lugar público y hasta aviones de guerra que surcaron los aires con la misión no de bombardear, sino saludar la ceremonia que acercó a los antiguos enemigos.

“Hoy cuando comienzan su tránsito a convertirse en un movimiento políticos sin armas, como jefe de Estado de la patria que todos amamos le doy la bienvenida a la democracia. Cambiar las balas por los votos, las armas por las ideas”, dijo Santos.

“No más muertos ni jóvenes mutilados por una guerra absurda”, señaló el mandatario, quien por momentos tenía los ojos vidriosos de notable emoción.

La ceremonia contó con un coro de mujeres afrodescendientes que clamaron por el desarme, niños que cantaron el Himno a la Alegría de Beethoven y aviones que sobrevolaron el límpido cielo caribeño en saludo al futuro.

El jefe de Estado colombiano y el líder rebelde firmaron el acuerdo con un “balígrafo”, como bautizó Santos a la pluma adaptada a partir de un casquillo usado en la guerra a la que se le extrajo el resto de la pólvora y de las cuales se fabricaron unos 500, para mostrar que el país prefiere la letra a la violencia.

“Que nadie dude que vamos hacia la política sin armas”, aseguró poco antes “Timochenko”, ante miles de asistentes entre los que se encontraban víctimas de lado y lado, muchas de ellas con lágrimas en los ojos y caras de asombro.

“Nosotros vamos a cumplir y esperamos que el gobierno cumpla”, añadió Timochenko, quien recordó que el comienzo del conflicto y su prolongación fue motivada por la desigualdad y la injusticia social existente en la nación sudamericana.

Paralelamente, Timochenko consideró a Santos “un valeroso interlocutor”, capaz de soportar con “entereza” las presiones de los sectores belicistas que lo trajo hasta la firma del acuerdo. Mientras envió un mensaje a sus guerrilleros a los cuales calificó de héroes del pueblo.

A nombre de la FARC, el líder guerrillero pidió “perdón a todas las víctimas por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra”.

El momento del discurso de Timochenko tuvo su nota curiosa, pues un avión interrumpió su parlamento hacia el final con un fuerte estruendo que asustó a los presentes y desencajó la cara de algunos.

“Esta vez vienen a saludar la paz y no a descargar bombas”, señaló con una gran risa Timochenko, tras el paso de la aeronave de guerra con su estrépito.

El acuerdo busca que las FARC abandonen las armas, se incorporen a la vida política como fuerza civil y se logre un resarcimiento de las víctimas. La guerra interna colombiana dejó más de 220 mil muertos, miles de desaparecidos y millones de campesinos desplazados a las ciudades.

En las Sabanas del Yarí, al sur del país, donde la semana pasada culminó la décima conferencia de las FARC, unos mil guerrilleros se mostraron eufóricos cuando Santos y “Timochenko” firmaron el acuerdo y de manera coincidente gritaron lo mismo que muchos en de los asistentes en el centro de convenciones de Cartagena y no pueden ni de lejos ser considerados simpatizantes rebeldes: “sí se pudo, sí se pudo”.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, confió que todos los colombianos se unan en torno al acuerdo.

“Aliento a las partes a que permanezcan fuertemente comprometidos”, dijo el funcionario del organismo multilateral.

En una muestra de fuerte respaldo al acuerdo, la canciller europea Federica Mogherini anunció el lunes que la Unión Europea eliminó de la lista de organizaciones terroristas a las FARC.

“Estamos dispuestos a brindar nuestro apoyo político y a partir de hoy (lunes) suspendemos a las FARC de nuestra lista de terroristas”, señaló Mogherini en un video grabado y subido a su cuenta de Twitter.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que se encuentra en Cartagena, dijo que su país estudia una medida similar.

“Evidentemente estamos listos para revisar y tomar las decisiones, una vez que los hechos se den”, señaló Kerry. “No queremos dejar gente en la lista si no pertenecen (a ella)”, añadió.

Formalmente el camino que trajo a los colombianos a este punto comenzó a fines de 2012 cuando representantes de las FARC y el gobierno se sentaron a una mesa de diálogo inicialmente en Noruega y luego en Cuba. Sin embargo, Santos dijo la víspera que los primeros sondeos informales comenzaron al menos un par de años antes.

El dos de octubre los colombianos tendrán la posibilidad de rechazar o avalar en un plebiscito el acuerdo que busca terminar con la guerra interna.

Según la última encuesta disponible 54 por ciento de los colombianos le dará su voto al “sí” en el plebiscito, frente a un 34 por ciento del “no”. El 12 por ciento de los consultados desconocía el tema o se abstuvo de responder, de acuerdo con el estudio realizado por la firma Cifras y Conceptos la semana pasada.

Para que el acuerdo de paz sea refrendado se necesitan poco más de cuatro millones 500 mil votos de los 35 millones de ciudadanos aptos para sufragar.

Unas 500 personas se dieron cita a primera hora de la mañana del lunes en Cartagena para expresar su rechazo a los acuerdos de paz. La manifestación contó con la presencia del ex presidente y mayor opositor al proceso Álvaro Uribe (2002-2010).

Las FARC, con siete mil miembros, son la guerrilla en actividad más antigua de América Latina. El gobierno también realiza conversaciones para un desarme con el otro grupo rebelde que opera en el país, el Ejército de Liberación Nacional.

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