Beirut, 30 Sep (Notimex).- Más de nueve mil personas, entre ellas cerca de cuatro mil civiles, han muerto en un año de ataques aéreos rusos contra posiciones del Estado Islámico en Siria, que han incluido también zonas ocupadas por rebeldes.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres, destacó que el número de muertos incluye cerca de tres mil 800 civiles y cinco mil 400 combatientes del Estado Islámico y varias facciones rebeldes.
Más de 20 mil civiles han sido heridos en la ofensiva que lanzó Rusia el 30 de septiembre de 2015 para apoyar a las fuerzas del gobierno sirio, en una intervención militar que ha logrado el equilibrio de poder en favor de presidente Bashar al-Assad.
Desde entonces, al menos nueve mil 364 personas han muerto en los ataques rusos, según el Observatorio, que utiliza una red de activistas en Siria para realizar el seguimiento de los acontecimientos en la guerra que inició hace más de cinco años.
El director del observatorio, Rami Abdel Rahman, sostuvo que el número de muertos por los ataques rusos podría ser aún mayor dado el número de personas muertas por aviones de combate no identificados, reportó la agencia qatarí de noticias Al Yazera.
Tras el lanzamiento de su ofensiva en Siria, Rusia precisó que su campaña aérea está dirigida contra el EI y otros grupos «terroristas», pero las fuerzas rebeldes y sus partidarios acusan a Moscú de centrarse en los combatientes de la oposición moderada.
Varios grupos de organizaciones no gubernamentales también acusan a Rusia de ataques que habrían golpeado a clínicas y hospitales en las mayores zonas de conflicto en Siria.
El primer aniversario de la intervención militar rusa se produjo un día después de que Moscú anunció que seguirá adelante con su campaña de bombardeos en Siria, haciendo caso omiso de una amenaza por parte de Washington para suspender su ofensiva.
Siria y Rusia han llevado a cabo una serie de intensos bombardeos en el este de Alepo desde que el gobierno de Bashar al-Assad anunció una ofensiva para recuperar la ciudad, dividida tras el fracaso de un alto el fuego acordado bajo la mediación de Moscú y Washington.