SAN SALVADOR, El Salvador (AP)
Un juez de El Salvador ordenó reabrir la investigación de la masacre de El Mozote, perpetrada por los militares en 1981, que dejó más de mil víctimas y cientos de personas desplazadas.
El juez Segundo de Primera Instancia de San Francisco Gotera, Jorge Guzmán Urquilla, “se vio obligado a resolver por la apertura”, precisó el sábado Ovidio Mauricio, que dirige la Asociación Tutela Legal Doctora María Julia Hernández. “Hay suficientes pruebas”, agregó a la AP en entrevista telefónica.
La petición fue formulada a través de Tutela Legal Doctora María Julia Hernández, en compañía del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) y la Asociación Promotora de Derechos Humanos de El Mozote, luego de que la Corte Suprema de Justicia derogara la Ley de Amnistía General de 1993 que impidió que los delitos de lesa humanidad y los crímenes de guerra fueran investigados.
La resolución de la Corte Suprema abrió la posibilidad de que se inicien procesos penales contra los altos mandos de las fuerzas armadas que participaron en el conflicto armado y contra miembros de la ex comandancia del guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), actualmente en el poder.
Mauricio explicó que dentro del proceso penal ya se cuenta con los suficientes elementos para establecer razonablemente la existencia de los delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra y, con ello, para el procesamiento de los autores materiales e intelectuales, coautores y cómplices de lo ocurrido con las masacres de El Mozote.
El exprocurador para la Defensa de los Derechos Humanos David Morales –que durante su gestión insistió que se abriera nuevamente el caso– tuiteó que “la evidencia forense de la masacre El Mozote es abrumadora” y que “siempre fue inconstitucional el uso de la amnistía”.
La masacre se registró entre el once y 13 de diciembre de 1981 en El Mozote, a unos 120 kilómetros al este de la capital salvadoreña, durante una operación del ahora extinto batallón Atlacatl, entrenado en tácticas de contrainsurgencia en Estados Unidos. Los soldados entraron a la zona en busca de las unidades de la guerrilla, pero algunos de ellos mataron a civiles en el lugar.
Muchos de los cuerpos de las víctimas fueron tirados en el interior de una iglesia pequeña y luego le prendieron fuego. En una de las fosas identificada como la número uno, los forenses encontraron “136 esqueletos de niñas y niños, con un promedio de edad de seis años”, detalló el ex procurador Morales.