MANILA (AP) — El presidente filipino dijo el martes «váyase al infierno» a su colega estadounidense Barack Obama, en su más reciente diatriba contra el gobierno de Washington por haber criticado su violenta campaña antidrogas.
Rodrigo Duterte también despotricó contra la Unión Europea, la que también ha criticado su campaña policial, diciéndole: «mejor váyanse al purgatorio porque no hay espacio en el infierno».
Duterte, quien asumió el cargo en junio, ha reaccionado a cualquier crítica sobre su campaña antidrogas, que ha dejado más de 3.000 presuntos narcotraficantes muertos en solo tres meses, lo que ha alarmado a Naciones Unidas, la UE, Estados Unidos y muchos grupos de derechos humanos.
El tosco exalcalde, quien se califica de izquierdista, ha tenido tensas relaciones con Estados Unidos y ha mencionado intenciones de acercarse a Rusia y China, en un intento por reorientar la política exterior del país, que desde hace décadas ha sido afín a Washington.
En un discurso en una conferencia a la que asistieron funcionarios y empresarios, Duterte enumeró sus quejas contra Estados Unidos, que le ha pedido cesar las amplias matanzas vinculadas a su campaña antidrogas y que ha denunciado violaciones de derechos humanos. También denunció que Washington ha sido un aliado irresponsable y que las fuerzas filipinas no se han beneficiado de las maniobras militares conjuntas que los dos países han realizado.
«En vez de ayudarnos, el primero que nos critica es el Departamento de Estado, así que váyase al infierno señor Obama, váyase al infierno», dijo Duterte. Fue entonces cuando se dirigió a la Unión Europea diciendo: «mejor váyanse al purgatorio porque no hay espacio en el infierno».
Ante su irritación hacia las políticas estadounidenses, Duterte ha amenazado con reducir las actividades conjuntas y la presencia de las tropas estadounidenses en su país. Manifestó que quiere que se vayan de la zona sur del país donde, según dijo, están agravando las tensiones con la población musulmana y estropeando los esfuerzos para llegar a un acuerdo con los rebeldes islámicos.
Duterte ya ha anunciado que no permitirá que sus fuerzas navales realicen maniobras conjuntas con las de Estados Unidos en el Mar de Sur de China porque ello podría desatar un conflicto en el territorio filipino.
Aun así, ha dejado en claro que no derogará el tratado de defensa mutua que su país firmó con Estados Unidos en 1951 y que mantendrá la alianza con Estados Unidos, uno de sus principales socios comerciales y fuente de ayuda económica y militar.