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octubre 6, 2016 | 153 vistas

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 5 (Agencias) 

El gran justiciero del cine mexicano ha muerto. El incólume pistolero que dominaba la escena del western mexicano con una serena mirada, imperturbable a pesar de que su entorno se cayera a pedazos. El legendario actor Mario Almada, icono del viejo cine mexicano, falleció la tarde de este martes a los 94 años de edad, en la tranquilidad de su hogar.

Más de 300 filmes conforman la trayectoria de 70 años del afamado histrión mexicano, quien llegó al final de su vida sin sufrimiento porque no estaba enfermo, según ha dicho su familia. La muerte ocurrió por un paro respiratorio en su residencia de la ciudad de Cuernavaca, en el central Estado de Morelos. “En la reunión familiar estuvo contento, disfrutamos de su compañía hasta que él dijo que quería descansar y se fue a su cuarto. Se recostó en la cama para descansar y se fue repentinamente”, dijo a la agencia Notimex la hija del actor, Leticia.

El apellido Almada representa en México una parte de su cultura que por décadas fue una penosa realidad pero que hoy es una de sus innegables características: pueblos sin ley donde sus habitantes van tejiendo la vida como pueden; una desértica y desolada frontera norte en la que ocurre todo tipo de delitos y flagelos, donde se trafica todo tipo de mercancía –también humana– y donde la última decisión, la tiene una Magnum 44. Mario y su hermano Fernando se volvieron leyenda con la prolífica filmografía que retrataba de manera hiperbólica lo que se vive a diario en esas comunidades olvidadas, con un poco de maquillaje, intriga y exagerada acción. El sello de los hermanos Almada.

La exitosa dupla del productor Fernando y el actor, Mario se volvió una leyenda casi de las dimensiones del luchador “El Santo”, pues ambos son representantes del cine de “serie B” mexicano. Otro aspecto impreso en sus películas es la música tradicional mexicana, como fondo y como protagonista, en cintas como “La banda del carro rojo” y “Una camioneta gris”, con la participación de la internacional banda Los Tigres del Norte, pioneros en el género de los “narco corridos”.

Por su eterno papel de pistolero y su inexorable serenidad ante el caos, muchos llaman a Mario Almada “el Chuck Norris mexicano”. Algunas de sus últimas participaciones fueron un homenaje a esa fama, en cintas como “El Infierno” –una recreación de la situación de extrema violencia que sufre México por el crimen organizado, donde interpreta a un narcotraficante– y “El Tigre de Santa Julia”, donde aparece, justamente, como un bandolero. Pero no solo interpretó al “chico malo”: uno de sus más polémicos filmes fue “La viuda negra”, que relata la vida de un sacerdote que incumple con el celibato y tiene una intensa relación amorosa con una de sus feligreses.

Premios ArielDiosas de Plata y un Diamante entregado por la Asociación Internacional de Prensa, Radio y Televisión de Las Vegas figuran en la galería de Mario Almada. En 2013, la trayectoria del sonorense fue homenajeada con un “Ariel de Oro” por siete décadas de actuación, que cerraron con “El ocaso de un cazador”, a estrenarse en noviembre próximo.

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