noviembre 16, 2024
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octubre 8, 2016 | 111 vistas

WASHINGTON, E. U., octubre 7 (AP)

Mónica Lewinsky trata de evitar mezclarse con la política por estos días, luego de la aventura amorosa que tuvo en la Casa Blanca con el presidente Bill Clinton hace dos décadas la hiciese famosa en todo el mundo.

Lamentablemente para ella, la campaña presidencial la ha puesto nuevamente en el candelero.

En el primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump, el magnate, que se ha casado tres veces, aludió a los problemas matrimoniales de su rival y mencionó las infidelidades de Bill Clinton, aunque sin ahondar en ello. El candidato republicano dice que no tocará el tema en el debate del domingo, pero es sabido que cambia a menudo de parecer.

“Veamos qué pasa”, declaró en un acto de campaña el jueves en New Hampshire.

Clinton seguramente tampoco quiere revivir esa época. Pero su portavoz Brian Fallon dijo que cualquier dardo que tire Trump se volverá en su contra, pues demostrará lo “combustible y errático” que es. Algunos analistas opinan que Trump se expondría a generar una corriente de simpatía hacia Clinton, la mujer engañada, que no lo ayudaría en nada a ganarse el tan necesitado apoyo de las mujeres.

Es un tema delicado para ambos candidatos. Los colaboradores de Bill Clinton no dudaron en hacer quedar mal a las mujeres que decían haber tenido contactos sexuales con él, en tanto que Hillary Clinton apoyó públicamente a su esposo durante toda esa época y denunció a quienes lo criticaban como parte de una “vasta conspiración de derecha”.

Dianne Brystom, directora del Center for Women in Politics Carrie Champan Catt de la Iowa State University, opina que el episodio de Lewinsky humaniza a los Clinton a los ojos de muchos. “La gente sintió pena por ella”, afirmó.

Durante un acto de campaña esta semana en Ohio, Bill Clinton desestimó las amenazas de Trump de hablar de sus infidelidades. “Viene diciendo esas cosas desde el principio de su campaña, no creo que sea nada nuevo”, expresó a periodistas.

Lewinsky declinó ser entrevistada para este despacho. Se mantuvo alejada del candelero durante muchos años hasta que reapareció hace poco para defender la causa de las víctimas de bullying. Habló en público de la vergüenza que sintió tras su relación con Bill Clinton en un artículo del 2014 en la revista Vanity Fair y en TED Talk.

“Decidí finalmente asomar la cabeza, dar mi versión de las cosas y darle un sentido a mi pasado”, escribió Lewinsky en Vanity Fair.

En junio del año pasado Hillary Clinton declaró al programa “Nightline” de ABC que le deseaba lo mejor a Lewinsky. “Espero que pueda enfocarse en su futuro y hacer una vida que le resulte satisfactoria”, manifestó.

La paz no duró mucho. Trump ha amenazado con hablar de las infidelidades de Bill Clinton durante su campaña presidencial y se vanaglorió de que no tocó el tema en el primer debate presidencial. La portavoz de Trump Hope Hicks dijo el jueves que tampoco piensa hacerlo en el debate del domingo, el segundo de tres que hay programados.

Bill Clinton ha sido blanco por mucho tiempo de denuncias de que es un mujeriego y de que tuvo relaciones extramatrimoniales.

La más grave fue la de su relación con Lewinsky. Los dos se conocieron en 1995, cuando ella era una pasante de 22 años. Ella misma reveló que tuvo una serie de encuentros sexuales a lo largo de 18 meses con el presidente. Bill Clinton inicialmente negó toda relación, pero al final lo admitió y dijo que “engañé a la gente, incluida mi esposa”.

Se le hizo un juicio político en el Senado, acusado de obstrucción a la justicia y perjurio, pero fue exonerado.

En su libro “Living History” (Historia viva), Hillary Clinton describió el momento de agosto de 1998 en que él le dijo que le había mentido. Contó que casi no podía respirar y que le gritó de todo. Escribió que se sintió “aturdida, destrozada y furiosa por haberle creído”.

Lewinsky no es el único caso de infidelidad. En 1998 Bill Clinton acordó pagarle una compensación de 850 mil dólares a Paula Jones, una empleada estatal de Arkansas que lo acusó de bajarse los pantalones y hacerle propuestas indecentes cuando era gobernador. Como parte del acuerdo Clinton no ofreció disculpas ni admitió falta alguna.

Juanita Broaddrick, una enfermera, denunció que en 1999 fue violada por Clinton, por entonces procurador general del estado, en un  hotel de Little Rock en 1978. El abogado de Clinton negó la acusación y nunca se presentaron cargos. Kathleen Willey, una voluntaria de la Casa Blanca, por su parte, dijo que Clinton la toqueteó cuando se encontró a solas con él en 1993 para pedir trabajo. Clinton rechazó las acusaciones de ambas mujeres.

 

El papel de Hillary Clinton en los esfuerzos por restarles credibilidad a las mujeres que decían haber tenido relaciones con su esposo no está claro. Lo que sí se sabe es que le gente de su círculo hizo de todo para hacer quedar mal a esas mujeres.

Artículos de esa época indican que Hillary Clinton tuvo un papel activo en la defensa de su marido.

Después del primer debate, el ex jefe de la policía de Nueva York Rudy Giuliani, uno de los principales aliados de Trump, dijo que si Hillary Clinton “no sabía que Mónica Lewinsky decía la verdad” cuando habló de su relación con Bill Clinton, “entonces es demasiado estúpida como para ser presidente”.

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