Buenos Aires, 20 Oct (Notimex).- La marea humana que colmó el centro de Buenos Aires demostró la fortaleza del movimiento “Ni una menos” en Argentina, al realizarse este “Miércoles negro” de protesta por la violencia contra la mujer en más de 150 ciudades del mundo.
En Argentina, el epicentro de esta histórica movilización fue Buenos Aires, donde decenas de miles de personas vestidas de negro desafiaron una incesante tormenta y marcharon del Obelisco a la Plaza de Mayo para denunciar los numerosos feminicidios en un país en el que cada 30 horas, es asesinada una mujer.
Bajo un techo interminable formado por paraguas, hombres y mujeres sumaron fuerzas y reclamaron cambios culturales y políticas concretas para combatir la violencia machista en la casa, en el trabajo y en los medios de comunicación.
Uno de los nombres que más se repitió en las pancartas empapadas fue el de Lucía Pérez, una adolescente de 16 años que la semana pasada fue drogada, violada y asesinada por al menos tres hombres.
La saña de su muerte desató una conmoción en Argentina, donde en 2015 nació el movimiento “Ni una menos”, y que en junio pasado celebró su primer aniversario con una masiva convocatoria aquí y en las principales ciudades del país.
El asesinato de Pérez fue el detonante de esta jornada de protesta que comenzó a las 13:00 horas locales (16:00 GMT) con un inédito Paro General de Mujeres al que se unieron maestras, médicas, enfermeras, sindicalistas, amas de casa, secretarias, periodistas, conductoras y empresarias.
En la convocatoria, realizada por más de 50 organizaciones de mujeres, se pidió que este miércoles las mujeres se vistieran de negro como una manera de denunciar la violencia machista en sus distintas expresiones.
Desde temprano, por todas partes se pudo ver a mujeres con ropa oscura, ya fuera en la televisión, en las calles, hospitales, universidades, comercios, escuelas, oficinas públicas, empresas privadas, editoriales, redacciones, cámaras legislativas y tribunales.
Aunque la cita en el Obelisco era a las 17:00 horas locales (20:00 GMT) y no había parado de llover desde anoche, un par de horas antes comenzaron a congregarse mujeres que iban solas, con amigas, con compañeras militantes, con sus hijos o con sus parejas.
Los paraguas y los impermeables fueron insuficientes para evitar que la multitud terminara mojada, pero aún así esperaron con paciencia que arrancara una marcha que, ante el interminable caudal de gente, tuvo que tomar varias rutas hasta llegar a Plaza de Mayo.
Bastaba hablar con cualquier mujer para que contara algún tipo de agresión sufrida desde niña, desde manoseos y violaciones, hasta maltratos y discriminación laboral o directamente golpes de sus exparejas.
La solidaridad también afloró con mensajes como “Si tocan a una, tocan a todas”, mientras que otras asentaron: “Somos el grito de las que ya no tienen voz” y confiaron en que “Un día ya no tendré miedo de andar por la calle, ya no tendré miedo de morir por tu machismo”.
Algunos de los mensajes advertían que “Estar vivas no debería ser un logro”, “No nací mujer para morir por serlo” y que “La violencia deja marcas, no verlas deja feminicidios”. Pedían “Justicia para Lucía” y recordaban que tan sólo el año pasado hubo 286 feminicidios en el país.
El llamado a la movilización fue creciendo durante los últimos días hasta lograr que se replicara, también con una participación masiva, en más de 80 ciudades de este país.
La sorpresa fue que el reclamo para combatir la violencia machista se contagió hacia el exterior, ya que también hubo movilizaciones en ciudades de España, Francia, Inglaterra, Uruguay, Chile, México, Perú, Ecuador y Estados Unidos, entre otros países.