WASHINGTON, EU., octubre 24 (Notimex)
A dos semanas de las elecciones, la espiral descendente de la campaña de Donald Trump detonó una ola de júbilo entre demócratas, por la posibilidad no sólo de ganar la Casa Blanca sino de recuperar el control del Senado y de la Cámara de Representantes.
Un eventual triunfo de Hillary Clinton por dos dígitos de diferencia en las elecciones del ocho de noviembre, podría ser, según expertos, el umbral que requieren los demócratas para desplazar a los republicanos –parcial o totalmente- de su mayoría en ambas cámaras en la actual legislatura.
Estados Unidos ha gozado de largos periodos de control total de un mismo partido entre 1901 y 1911 (republicanos), 1913-1919 (demócratas), 1921-1931 (republicanos), 1933-1947 (demócratas), 1961-1969 (demócratas), así como entre 1977 y 1981 (demócratas).
Pero a partir de 1981, el “carro completo” de control en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes ha sido más infrecuente y por periodos más acortados que en la primera mitad del siglo pasado.
El presidente Bill Clinton gozó del apoyo demócrata en ambas Cámaras entre 1993 y 1995, George W. Bush tuvo el respaldo legislativo republicano del 2003 al 2007 y Barack Obama de los demócratas de 2009 al 2011, un periodo de dos años en que aprobó la reforma de salud, pero no la reforma migratoria.
Durante los comicios presidenciales de noviembre están en juego la totalidad de la Cámara baja y una tercera parte del Senado.
En la Cámara de Representantes, los republicanos mantienen la mayoría con un total de 246 escaños. Los demócratas disponen de 186 escaños. Además existen tres vacantes en el órgano legislativo de 435 miembros.
Los demócratas requieren ganar 30 escaños netos en la Cámara de Representantes para arrebatar la mayoría a los republicanos.
En el Senado de 100 miembros, los republicanos son 54, frente a 44 demócrata y dos independientes (Bernie Sanders y Joe Lieberman), ambos asociados con los demócratas.
En la Cámara alta los demócratas sólo requieren cuatro triunfos netos para quedar 50-50. Si gana Clinton, el vicepresidente Tim Kaine sería el fiel de la balanza en su calidad formal de presidente del Senado.
Expertos coinciden que uno de los escenarios más probables consiste en que los demócratas ganen la Casa Blanca y el Senado, en tanto que la Cámara de Representantes es una presea más complicada de lograr, debido a la desventaja aritmética a unos días de los comicios.
Las tres senadurías republicanas más vulnerables corresponden a Kelly Ayotte en Nueva Hampshire, Mark Kirk en Wisconsin y Ron Johnson. Aunque los republicanos Marco Rubio, Rob Portman y Johh McCain enfrentan carreras apretadas, lograron aventajar a sus rivales en las últimas semanas.
Otras carreras en juego incluyen la de Roy Blunt en Missouri, Richard Burr en Carolina del Norte y Pat Toomey en Pensilvania.
Ante el temor de que el controversial Trump arrastre a los republicanos al precipicio político, un creciente número de republicanos no sólo se distanciaron de él sino que han evitado dejarse acompañar por Trump en actos de campaña.