BEIRUT, Líbano (AP) — Los ataques aéreos del miércoles sobre la provincia siria de Idlib, controlada por los rebeldes, fueron «una atrocidad», afirmó el jueves la agencia de Naciones Unidas para la Infancia. El suceso podría ser el ataque con más muertos en una escuela desde el inicio de la guerra siria hace casi seis años. En los bombardeos murieron 22 niños y seis profesores, indicó UNICEF.
Una serie de ataques aéreos golpeó una zona residencial donde había un complejo educativo cuando los niños se habían reunido en el exterior. Al menos 35 personas —la mayoría niños— murieron en los ataques del miércoles, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, y la Defensa Civil siria, un equipo de rescatistas. Las primeras cifras eran de 22 muertos.
El Observatorio manejaba una cifra de 16 menores y cinco mujeres muertos. En un primer momento no fue posible aclarar las discrepancias, pero las cifras distintas de víctimas no son infrecuentes en Siria, que hace unos dos años que resulta en gran parte inaccesible para los medios internacionales.
UNICEF y la Defensa Civil dijeron que era probable que la cifra de muertos aumentara conforme avanzaran las labores de rescate. La defensa civil señaló que había dos escuelas en la zona, que recibió 11 impactos en torno al mediodía.
Los ataques aéreos son «una atrocidad», afirmó el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake. Si hubieran sido deliberados, señaló, podrían considerarse como un crimen de guerra.
«Esta nueva atrocidad podría ser el ataque con más muertos contra una escuela desde que comenzó la guerra hace más de cinco años», dijo Lake en un comunicado. «¿Cuándo se verá igualada la repulsión del mundo ante semejante barbarie por la insistencia de que esto debe parar?».
Idlib es el principal bastión de la oposición siria, aunque también grupos armados extremistas tienen una gran presencia en la zona. Ha recibido ataques habituales de aviones de combate sirios y rusos, así como de la coalición que lidera Estados Unidos contra milicianos del grupo Estado Islámico. Se cree que la zona residencial recibió unos 10 ataques aéreos el miércoles, indicó un activista en el lugar.
Los niños están cargando con el grueso de la violencia en la que se ha sumido Siria.
En 2015 murieron 591 niños como resultado del conflicto, que ha incluido ataques contra escuelas, dijo Juliette Touma, jefa regional de comunicaciones en UNICEF.
El ataque del miércoles fue el de más víctimas mortales registrado contra una escuela en 2016, indicó Touma. Antes del suceso, el peor ataque contra una escuela siria se había registrado en abril de 2014, cuando 30 niños murieron en una escuela alcanzada por un bombardeo en la zona rebelde de la ciudad de Aleppo, según UNICEF.
Desde 2016, UNICEF indicó haber verificado al menos 38 ataques contra escuelas en todo el país, ya fuera en zonas rebeldes o en territorio controlado por el Gobierno. Antes del miércoles, 32 menores habían muerto en 2016 en diferentes ataques contra escuelas, dijo Touma.
En 2015 se documentaron un total de 60 ataques contra escuelas.
«En general hay una de cada tres escuelas en Siria que ya no pueden utilizarse porque fueron dañadas o destruidas o empleadas para fines militares o alojar a desplazados», explicó a Associated Press en declaraciones desde Amán, Jordania.
La televisora estatal siria informó el jueves de la muerte de dos estudiantes y otros 13 heridos por proyectiles lanzados por combatientes rebeldes contra la zona que controla el gobierno en la ciudad de Aleppo, y que se habrían estrellado contra la Escuela Nacional.
Unos 1,7 millones de niños sirios están sin escolarizar este año, según UNICEF. Aunque grande, la cifra ha bajado de los 2,1 niños registrados como sin escolarizar en 2014. Otros 1,3 millones están en riesgo de abandonar las aulas este año mientras continúa el conflicto. En la sitiada zona rebelde de Aleppo, profesores y voluntarios establecieron algunas escuelas subterráneas para asegurar que algunas clases prosiguen en medio de la dura campaña de bombardeos y un asedio agravado desde julio.