WASHINGTON (AP) — A menos de dos semanas de las elecciones, Donald Trump y Hillary Clinton no han dicho si están dispuestos a colaborar después de los comicios, dejando en duda su capacidad para sanar el país tras una volátil campaña.
«Voy a tomar esa decisión más adelante», dijo Trump, cuando se le preguntó si cooperaría con un gobierno de Clinton. «Con suerte no tendré que tomarla». Trump habló en una entrevista transmitida el jueves por el programa «Good Morning America» de la ABC.
Clinton, en tanto, evadió una pregunta sobre si se reuniría cara a cara con Trump tras las elecciones.
«Ciertamente planeo ponerme en contacto con republicanos e independientes y con los líderes electos del Congreso», les dijo Clinton a reporteros en su avión de campaña el miércoles.
Tradicionalmente, los candidatos presidenciales se reúnen en las semanas después de los comicios. Aunque ese momento de bipartidismo es fugaz, la presentación pública envía el importante mensaje al país de que ambas partes aceptan la voluntad de los votantes y miran al futuro.
En el 2012, el presidente Barack Obama y el derrotado candidato republicano Mitt Romney compartieron un almuerzo en la Casa Blanca. Cuatro años antes, Obama y el senador republicano John McCain prometieron colaborar en asuntos económicos y de seguridad nacional, tras una reunión en Chicago.
En privado, los candidatos de este año pudieran estar tomando un tono más conciliatorio. El arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan, dijo que en una conversación privada cálida en una cena caritativa cargada aparte de ello de intercambios irritados, Clinton le dijo a Trump que «pase lo que pase, tenemos que colaborar». Trump, dijo Dolan, respondió: «Tú eres una mujer dura y talentosa».
En la recta final de la campaña, ambos candidatos han comenzado a concentrarse más en sus planes post elecciones. Trump tuvo dos presentaciones en sus hoteles esta semana, generando interrogantes sobre si se está dedicando a respaldar su marca corporativa, en medio de indicios de que la campaña ha perjudicado sus negocios.
Clinton también ha tornado su atención a lo que suceda tras el 8 de noviembre, aunque sus gestiones presumen que va a ganar. Planeando ya la transición, ha comenzado a ajustar el mensaje de su campaña para enfatizar la unificación del país luego de una campaña divisiva.