Rogelio Rodríguez Mendoza.-
El burocratismo que envuelve a los programas de subsidio, y dejar en manos inexpertas el diseño de las políticas públicas para el sector agropecuario, son los principales enemigos a que se enfrenta el campo, aseguró Agustín Hernández Cardona.
El presidente de la Unión Regional Agrícola del Norte, (URAN), dijo que ambas situaciones causan más daño al campo que el bajo precio de los granos o que cualquier adversidad climatológica.
Por ejemplo, explicó, acceder a los programas de subsidio para el campo es sumamente complicado para los productores por la gran cantidad de requisitos que se les piden:
Citó el caso del programa de Diesel Agropecuario, en el que se exigen tractores con menos de 20 años de antigüedad, cuando la mayoría de los productores carecen de capacidad económica para adquirir unidades nuevas.
En la mayoría de los programas se les pide estar dados de alta como contribuyentes ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, lo cual resulta un viacrucis para los productores porque tienen que pagar quién les realice el trámite.
También se les exige tener dado de alta ante el IMSS a cuando menos un trabajador.
Por esas razones, muchos agricultores optan por no solicitar su ingreso a los programas de subsidio.
Hernández Cardona refirió que toda esa situación se deriva de políticas públicas realizadas desde el escritorio, por personas que desconocen la realidad del campo mexicano.
“Nosotros siempre hemos pugnado para que las políticas públicas sean diseñadas por gente que conozca el campo, que entienda su problemática, para que pueda proponer acciones de Gobierno que realmente beneficien a los productores”, indicó.
Sin embargo, dijo, la exigencia no ha tenido eco y las consecuencias se manifiestan con programas que parecieran diseñados para que nadie acceda a ellos.