noviembre 18, 2024
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Vida salvaje se redujo en un 58% en los últimos 40 años

octubre 29, 2016 | 104 vistas

París– La cantidad de mamíferos, peces, aves, anfibios y reptiles se redujo un 58 por ciento en el mundo entre 1970 y 2012 y el declive seguirá si los humanos no hacen nada para evitarlo, advierte el WWF en su informe Planeta Vivo 2016.
«Si sigue la caída de la biodiversidad, el mundo natural que hoy conocemos se desmoronará en su conjunto», advierte el director general del WWF Internacional, Marco Lambertini, en un balance del estado del planeta.

Según el organismo de defensa del medioambiente, «el declive que padecen las poblaciones de especies salvajes es cada vez más preocupante», y agrega: «Llegará en promedio a un 67 por ciento de aquí a 2020» si no se hace nada para revertir la tendencia.

«Estamos asistiendo a una regresión de la vida sobre el planeta, de la cual somos en parte responsables (…) es un factor de riesgo importante para nosotros», destaca Pascal Canfin, director general de WWF Francia. «Si desaparece lo vivo, desaparece el capital natural, destruimos nuestra capacidad para vivir en el planeta a largo plazo», continúa. «La humanidad se está poniendo en peligro ella misma», resume.

El informe anterior, publicado en 2014, mencionaba una caída de 52 por ciento de las poblaciones de vertebrados en el mundo, entre 1970 y 2010.

Impacto marginal del clima

Para medir su evolución, el WWF, en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres, estudió 14 mil 152 poblaciones pertenecientes a 3 mil 706 especies vertebradas.

Los animales de agua dulce se encuentran particularmente afectados. Su población está en caída libre: disminuyó un 81 por ciento en promedio entre 1970 y 2012. Son víctimas de la sobreexplotación, a veces involuntaria, como cuando quedan atrapados en las redes de pesca, como los delfines de río, o la pérdida y degradación de su hábitat.

La población de las especies terrestres cayó un 38 por ciento. A causa de la caza ilegal, el número de elefantes de África, por ejemplo, disminuyó en 111 mil ejemplares desde 2006, estabilizándose en unos 415 mil, según las estadísticas.

Las poblaciones marinas cayeron por su parte un 36 por ciento. Un tercio de las especies de tiburones y de rayas están ahora amenazadas de extinción, fundamentalmente a causa de la pesca excesiva.

De manera general, la amenaza más frecuente que pesa sobre las poblaciones en declive es la pérdida o la degradación de su hábitat a causa de las actividades agrícolas, la explotación forestal, la extracción minera, los transportes o la producción de energía.

Otras causas son la sobreexplotación (caza, pesca), la contaminación (industrias, urbanización), las especies invasivas y las enfermedades.

Por el momento, el cambio climático sólo tiene un impacto «relativamente marginal (…) porque apenas estamos en un grado de calentamiento» planetario con relación a la era preindustrial, precisa Pascal Canfin.

Sobrepoblación y desarrollo

En unos pocos días, la comunidad internacional reunida en una nueva conferencia en Marrakech intentará comenzar a concretar el compromiso adoptado en la COP21 hace casi un año en París, para limitar el calentamiento «muy por debajo de los 2ºC».

Más allá, los científicos prometen un impacto devastador para el ser humano y los ecosistemas, a causa de las inundaciones, las sequías, las tempestades y otros fenómenos extremos.

Actuar se vuelve tanto más urgente cuanto que desde principios de los años 1970 la actividad humana deteriora el capital natural a un ritmo superior al de su reconstitución.

«Estamos consumiendo nuestro capital natural cada vez más temprano», destaca Canfin.

Este año, la humanidad vive «de fiado» desde el 8 de agosto, es decir que ya había consumido la totalidad de los recursos que el planeta puede renovar en un año, según la ONG Global Footprint Network. En 2015, ese día llegó el 13 de agosto, comparado con el 23 de diciembre, en 1970.

Actualmente, la humanidad necesita el equivalente a 1.6 planetas para lograrlo.

Sin embargo, la población mundial, hoy de siete mil 400 millones de personas, alcanzará los nueve mil 700 millones en 2050. A ese ritmo, se necesitaría un segundo planeta.

«Las consecuencias de la presión humana sobre el medioambiente se conocen y se observan cada vez mejor», y sin embargo «no hay ninguna reacción económica racional», deplora el WWF, que llama a un «desarrollo económico sustentable».

 

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