Alejandro Echartea.-
Para la historiadora y promotora cultural, Clara García Sáenz, el norte del país se encuentra bajo una colonización cultural tanto del centro de México como del sur de los Estados Unidos, esto debido a que en esta zona del país convergen acciones colonizadoras para arraigar tradiciones como el altar de muertos y el Halloween.
“La polémica ha sido que cómo debería de ser el altar de muertos norteño, en realidad en el norte del país esa tradición de altar no existe, es una tradición que se dio en los grupos precolombinos de Mesoamérica”. La catedrática de la Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación y Humanidades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, campus Ciudad Victoria, lleva a cabo una tesis para doctorado sobre Patrimonio Cultural.
“En Aridoamérica –norte del país- como las tribus no eran sedentarias, esto hacía que estuvieran con otra visión de la cultura, en el caso de Tamaulipas se sabe poco de nuestros indígenas, se ha estudiado poco”, García Sáenz recordó que para el norte del país la introducción de los altares de muertos se llevó a cabo durante los años 90 bajo el impulso de la Secretaría de Educación Pública (SEP), “empezó a impulsar con mucha fuerza, con una idea y un discurso nacionalista en el norte del país, para hacer frente al Halloween y empiezan a impulsar esto de los altares de muertos”.
La catedrática universitaria recordó que la tradición norteña para el Día de Muertos es la de asistir a los panteones y arreglar las tumbas de sus difuntos, “y a cantarles al panteón, esa es la tradición del norte, lo que sucede a manera paralela es que con las migraciones que vienen del centro a lo largo del tiempo al norte de México, traen la idea del altar de muertos”.
En los últimos años sido mayor la llegada de personas originarias de los estados del centro y sur del país, los cuales traen la tradición del altar de muertos, sin embargo, debido a las condiciones geográficas han tenido que adaptarse, “por consiguiente el altar de muertos norteño es más austero y consiste en la mayoría de los casos de una mesita con veladoras, un vaso con agua, una esquela y la foto del difunto”.
Por otra parte, Clara García rechazó la afirmación que dice que la tradición del Día de Muertos se está perdiendo, “dentro de la antropología hay una parte en la que siempre pensamos que el presente es más crítico que el pasado, siempre pensamos que el pasado fue más heroico y que el presente está en crisis”.
“En realidad si tú vas el día dos de noviembre vas a ver que está lleno el panteón y los señores de las flores siguen vendiendo flores, y se siguen haciendo las fiestas, no creo, porque yo lo he visto, que la gente deje de ir al panteón”.
Además del Día de Muertos, este fenómeno de visitar a los difuntos se sigue viendo el Día del Padre y el Día de la Madre, “pero siempre vamos a tener esa visión de que tenemos que reforzar la tradición porque se está perdiendo, y luego viene otro asunto de querer impulsarlas y al querer impulsarlas las echamos a perder con políticas gubernamentales”.
Retomando el tema del altar de muertos señaló que lo que se está practicando actualmente es más de tipo institucional, ya que se coloca en oficinas gubernamentales, en escuelas, y en menor medida en algunas casas.
Por otra parte, consideró que la “invasión” de la costumbre anglosajona del Halloween no debe de ser calificada como algo negativo, “no podemos escapar a eso porque la cultura es un proceso que está en constante movimiento, hay una situación que siempre pensamos en la frontera de que la frontera política es la frontera cultural y eso es una mentira”.
“Muchos de nosotros tenemos parientes en el otro lado y mucha de la gente en el otro lado tiene parientes acá, ese intercambio cultural va permeando las costumbres del otro, no es que sea una amenaza ni que se pierda ni que se gane, es un proceso natural de la cultura que se da y que se ha dado en todas las épocas”.
El norte del país, y más concretamente Tamaulipas y Ciudad Victoria, se encuentran bajo el ataque constante de colonización cultural, ya sea por políticas tomadas desde el centro del país, o por la dinámica vecinal con el estado de Texas.
“Es algo que las autoridades educativas en México no han entendido, que tú no puedes negar el Halloween porque consideres que es una idea extranjera, a lo mejor la gente que vive en el DF sí cree eso, pero la gente que vive en la frontera dice ¿pero por qué? Si mis parientes de Brownsville o de McAllen lo celebran”.
La promotora cultural consideró que la frontera política y geográfica no es en sí una frontera cultural, “tenemos que romper con el paradigma que dice que ‘si es del extranjero es malo’, porque entonces significaría que las costumbres de nuestros parientes que viven en el otro lado son malas, y ninguna manifestación cultural es mala en este sentido”.
“Finalmente, vivimos en una frontera donde convivimos con el centro de México y con el sur de Estados Unidos, y en ese sentido nosotros tenemos que aprender a convivir con todas las expresiones, pero el centro de México piensa que es peligroso porque nos están contaminando con otras costumbres, y trae los altares de muertos a imponerlos a Tamaulipas”.