WASHINGTON, EU (AP).-
El duro plan de Donald Trump contra la inmigración irregular dio visos de debilitarse el domingo, cuando el presidente electo de Estados Unidos pareció dar marcha atrás en su promesa de construir un gran muro a lo largo de la frontera sur y el republicano de mayor rango en la Cámara de Representantes rechazó la formación de una «fuerza de deportación» que persiguiera a gente que reside en el país sin permiso de residencia.
En una entrevista con «60 Minutes», de CBS, Trump dijo el domingo que aceptaría una cerca en algunos tramos de la frontera sur de Estados Unidos, donde había prometido construir un muro.
Durante la campaña insistió en que deportaría a los 11 millones de personas que viven en el país de forma ilegal, con algunas excepciones. Pero conforme fue pasando el tiempo, el magnate se fue alejando de esa cifra y en su primera entrevista televisada desde que ganó las elecciones dijo que está dispuesto a encarcelar o deportar a entre dos y tres millones de personas que viven en el país de forma ilegal y «son delincuentes o tienen antecedentes penales, miembros de pandillas, traficantes de drogas».
Antes el domingo, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo al programa «State of the Union» de CNN que «no planeamos crear una fuerza de deportación».
«Creo que debemos tranquilizar a la gente» sobre la posibilidad de deportaciones masivas, añadió, porque en realidad la máxima prioridad es la seguridad de fronteras.
Ambos estuvieron de acuerdo en eso el domingo, y el presidente electo hizo hincapié en que asegurar la frontera es su máxima prioridad en materia de inmigración.
Trump basó su campaña en la promesa de levantar un muro y hacer que México lo pagara. La promesa provocó coros de «Construye ese muro» de miles de personas en todo el país que abarrotaron sus mítines. México ha dicho que no pagará la construcción de un muro en la frontera.