BAIRE, Cuba (AP) — Desde el balcón de su casa, la señora Emma «Toti» Reyes vio pasar las cenizas del líder cubano Fidel Castro. Dice que todavía recuerda como si fuera ayer que hace 57 años el entonces joven y barbado revolucionario atravesó las calles de este poblado a unos pocos kilómetros de la Sierra Maestra.
En silencio y compungida, Reyes, de 73 años, observó cómo la caravana con la caja de cedro negro cubierta con una bandera cubana y enmarcada en cristales atravesó el pueblo de Baire en los últimos momentos de un periplo que comenzó el miércoles en La Habana y que concluirá este domingo, cuando los restos sean sepultados en Santiago.
«Era un hombre maravilloso. Esta es una pérdida tremenda», comentó Reyes rodeada de su familia: tres de sus hijos, su nuera y su pequeña nieta de seis años. Recordó que su esposo fue preso y torturado en la década de 1950 por estar favor de la causa revolucionaria.
«Es un hombre que de verdad lo ha hecho todo por la sociedad», dijo por su parte Jorge García, uno de los hijos de Reyes de 48 años.
La familia dijo que durante estos días, desde el deceso de Castro el viernes, no se despegaron de la televisión al tiempo que esperaban el paso de las cenizas por Baire. En el pueblo se liberaron palomas como homenaje al líder.
La caravana con las cenizas de Fidel Castro culmina un recorrido por varios cientos de kilómetros con el arribo a la ciudad oriental de Santiago, la segunda mayor del país y cuna de la revolución cubana.
Pasadas las 7 de la mañana, el convoy partió de la ciudad de Bayamo luego de pasar la noche en esa localidad oriental, donde sus miles de habitantes despidieron al líder fallecido en medio de numerosas expresiones de dolor.
Miles de personas, con pequeñas banderas de Cuba y del Movimiento 26 de julio —que fundó Castro al inicio de la lucha revolucionaria de 1953— se agolparon a los lados de la carretera para acompañar el paso del cortejo.
Desde muy temprano los habitantes de la población oriental de Santa Rita, Yarey y Jiguaní en las inmediaciones de Bayamo y hacia el este, iniciaron los preparativos para recibir los restos. En algunas casas fueron levantados pequeños homenajes con fotografías de Castro que adornaron con diferentes flores. En algunas lomas aledañas al poblado los habitantes utilizaron pequeñas piedras blancas para escribir las frases de «viva Fidel» y «hasta la victoria siempre».
«Este es el último adiós físico que podemos darle al comandante, pero queda mucho del legado de Fidel. Lo he seguido y siento el compromiso enorme de estar aquí», expresó Onielis Góngora, una médica de 26 años, mientras aguardaba el paso de la caravana.
A unos metros de la doctora estaba Dorgielis Gotier, una empleada del Ministerio de Salud, de 55 años, quien afirmó que quería despedir a Castro para agradecerle todo lo que hizo por su pueblo. Con lágrimas en los ojos, al recordar los difíciles momentos que vivió al conocer la noticia de la muerte de líder cubano, Gotier dijo: «sentí que sin él me faltaba el aire».
Se espera que las cenizas de Castro arriben a Santiago, que está a unos 900 kilómetros de La Habana, durante la tarde. Serán llevados a la plaza de la Revolución, donde se le darán los últimos honores previos al entierro que se realizará el domingo en el cementerio de Santa Ifigenia, donde también reposan los restos del prócer cubano José Martí.
La caravana de siete vehículos recorre en sentido inverso la marcha victoriosa del movimiento guerrillero que lideró Castro desde las montañas de Sierra Maestra y protagonizó la revolución de enero de 1959.
Las cenizas de Castro salieron el miércoles de La Habana luego de dos días de actos multitudinarios en los que decenas de miles de personas acudieron a la emblemática Plaza de la Revolución para honrar al líder cubano, que murió el 25 de noviembre a los 90 años.