MEUREUDU, Indonesia (AP) — Organizaciones humanitarias llegaron a la provincia Indonesia de Aceh el jueves mientras el gobierno de Yakarta prometió toneladas de ayuda de emergencia y funcionarios se apuraban para determinar el alcance de los daños provocados por un terremoto que mató a más de un centenar de personas.
Las operaciones de búsqueda, con voluntarios y cerca de 1.500 rescatistas, se centraron en la localidad de Meureudu, la más afectada, en el distrito de Pidie Jaya, cerca del epicentro del sismo de magnitud 6,5 que remeció la región antes del amanecer el miércoles. Equipos de evaluación humanitaria se desplegaban por otras áreas del distrito.
El número de víctimas mortales subió a 102 personas y podría seguir aumentando, dijo el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres, Sutopo Purwo Nugroho. Los equipos de búsqueda emplean equipos que detectan señales de celular en un radio de 100 metros (yardas) para intentar encontrar atrapados mientras se retiran los escombros, explicó. Más de 600 personas resultaron heridas, según la oficina local de la agencia.
Entre los fallecidos había niños muy pequeños y ancianos. Mohammad Jafar, de 60 años, dijo que su hija, su nieta y su nieto perecieron en el terremoto, pero se mostraba resignado por ser la «voluntad de dios».
En el momento del sismo, Jafar se estaba preparando para el rezo matinal. El y su esposa lograron salir de entre los escombros, contó.
Miles de personas se quedaron sin casa o tienen miedo de regresar a la suya. Solo en el distrito de Pidie Jaya, más de 8.000 personas pasaron la noche del miércoles en albergues, dijeron funcionarios en Aceh.
Los movimientos telúricos con víctimas mortales son habituales en la región, donde muchos viven con el terrible recuerdo del potente sismo del 26 de diciembre de 2004 que sacudió Sumatra. El terremoto de magnitud 9,1 provocó un devastador tsunami que mató a más de 100.000 personas en Aceh.
La ayuda de emergencia del gobierno de Indonesia llegará a la región por aire el jueves por la tarde e incluirá 10 generadores, tiendas de campismo, camas plegables, suministros para bebés y bolsas para cadáveres, explicó Yakarta.
El ejército está levantando un hospital de campaña y envió a dos docenas de médicos a la zona, mientras que el Ministerio de Sanidad desplazó a un equipo médico y aportó fármacos. La Cruz Roja, por su parte, envió a la zona camiones de agua y el grupo CARE encabeza un equipo de evaluación de cuatro ONGs internacionales para evitar duplicar esfuerzos.
Harán falta al menos dos días más para tener una imagen más completa de cuántos desplazados y equipos de ayuda se necesitan, explicó Paul Dillon, portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones, que cuenta con un equipo de evaluación en el norte de Aceh.
El Servicio Geológico de Estados Unidos señaló que el sismo tuvo su epicentro a unos 19 kilómetros (12 millas) al sureste de Sigli, una localidad cerca del extremo norte de Sumatra, y a una profundidad de 17 kilómetros (11 millas). No provocó un tsunami. Hasta las 09:00 de la mañana, 36 réplicas habían sacudido la zona.
Indonesia, el archipiélago más grande del mundo, es propenso a terremotos debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, un arco de volcanes y fallas tectónicas en la Cuenca del Pacífico. El sismo y tsunami de 2004 dejó un total de 230.000 muertos en una decena de países, la mayoría en Aceh.
John Ebel, profesor de ciencias medioambientales y de la Tierra en el Boston College, dijo que incluso las réplicas más suaves suponen un riesgo porque podrían dañar más aún los edificios, sobre todo porque las normas modernas de construcción no se aplican en el país.
Decenas de rescatistas avanzaban a gatas sobre los restos de un mercado en Meureudu, el poblado más afectado, donde muchas tiendas se vivieron abajo.
Hajj Yusri Abdullah, propietario de un comercio, no tenía muchas esperanzas de encontrar sobrevivientes. Dijo que el día anterior se sacaron casi dos decenas de cadáveres de entre los escombros. Entre ellos había un grupo de ocho personas formado por una pareja de recién casados y familiares que celebraban una ceremonia conocida como Antar Dara Baro.
Siti Rukiah, madre de cuatro hijos, estaba entre los que pasaron la noche en una mezquita. Ella y unas 100 personas de Pante Raja, una localidad costera, huyeron a la mezquita de Nur Abdullah, situada en un terreno más alto en una aldea cercana.
El sismo fue tan potente que tuvo que agarrarse a una mesa para no caer al suelo, recordó. Estaba segura de que se produciría un tsunami.
«Tengo mucho miedo a un tsunami», explicó Rukiah, cuyo hermano y vecinos fallecieron en el de 2004. Dice que no quiere regresara su casa «no solo porque está dañada, sino porque tengo miedo de que una réplica pueda causar un tsunami».