diciembre 15, 2024
Publicidad
diciembre 11, 2016 | 121 vistas

ESTAMBUL, Turquía (AP) — Turquía declaró el domingo un día de luto nacional por la muerte de 38 personas por dos explosiones registradas un día antes cerca de un estadio de fútbol en Estambul, ataque que también dejó 155 heridos y que se atribuyó un grupo de extremistas curdos con sede en Turquía.

Las explosiones, una con coche bomba y la otra en un ataque suicida, representan un nuevo atentado a gran escala que golpea a un país enfrentado a varias amenazas de seguridad.

«Una vez más hemos visto esta noche en Estambul el feo rostro del terrorismo, que socava todo valor y decencia», dijo el presidente de Turquía, Reep Tayyip Erdogan, quien prometió ir tras los perpetradores.

En un comunicado publicado en su página de internet, los Halcones por la Libertad de Kurdistán (TAK) afirmaron que dos de sus miembros se sacrificaron para perpetrar el ataque nocturno que iba dirigido a los elementos de las fuerzas de seguridad afuera de la recién construida Arena Vodafone del club Besiktas en Estambul tras un partido de la liga turca.

«Dos de nuestros camaradas se sacrificaron heroicamente en el ataque», se lee en el documento, que añade que los atentados fueron en represalia por la violencia de Estado en el sureste del país y el encarcelamiento de Abdullah Ocalan, el líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). El TAK es considerado por las autoridades un grupo escindido del PKK.

La Federación Turca de Fútbol condenó el domingo el atentado y ordenó guardar un minuto de silencio antes de los partidos de las ligas profesional y aficionada en Turquía el domingo y el lunes.

Las banderas ondearán a media asta y no se tocará música durante los partidos, señaló la federación, después de que el primer ministro, Binali Yildirim, decretara una jornada de luto nacional por los ataques.

Las bombas iban dirigidas contra la policía y mataron a 30 agentes, además de siete civiles y una persona aún por identificar, indicó el domingo de madrugada el ministro turco del Interior, Suleyman Soylu. El ministro agregó que 13 personas fueron detenidas en relación con el «ataque terrorista» y que las autoridades tienen cierto conocimiento sobre cómo y cuándo fue planeado.

Catorce de las 136 personas aún hospitalizadas se encontraban en cuidados intensivos, indicó Soylu. La cifra de víctimas civiles fue baja porque las explosiones se produjeron cuando los aficionados ya habían abandonado el recinto. Los testigos dijeron haber oído disparos tras las detonaciones.

El primer ministro, Binali Yildirim, ordenó en un comunicado que las banderas ondearan a media asta en todo el país y en las delegaciones extranjeras turcas.

En declaraciones a la televisora privada CNN Turk, el viceprimer ministro, Numan Kurtulmus, dijo que «la flecha apunta al PKK», en referencia al ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que libra una insurgencia desde hace décadas.

La primera explosión, la más fuerte, se registró cerca de las 10:30 de la noche, después que el equipo local Besiktas derrotara 2-1 al visitante Bursaspor en la liga turca. Erdogan explicó que se piensa que por el momento del ataque, los responsables pretendían causar el mayor daño posible.

Soylu informó que la primera de las explosiones fue provocada por un vehículo que pasaba y estalló en la zona donde suelen situarse las fuerzas especiales de la policía a la salida del recinto. El objetivo parecía haber sido un autobús de la policía antimotines.

Una persona a la que se había dado el alto en el cercano parque Macka se inmoló con explosivos poco después, indicó el viceprimer ministro.

Expertos forenses con uniformes blancos analizaban los alrededores del estadio y el amplio parque aledaño donde se produjeron las explosiones. El pavimento estaba salpicado de cristales de las ventanas reventadas de edificios cercanos.

El Besiktas condenó el atentado en un comunicado publicado el sábado por la noche en su portal oficial.

Por su parte, Bursaspor manifestó que entre los heridos no hay aficionados de fútbol y emitió un comunicado deseando «una pronta recuperación de nuestros ciudadanos heridos».

En un airado discurso el domingo durante el funeral de los policías fallecidos, Soylu arremetió contra los rebeldes curdos y sus aliados en Occidente, y se refirió al PKK como «animales».

«¿Han logrado algo más allá que ser los sirvientes, peones y asesinos de ciertas fuerzas oscuras, de sus oscuros socios de Occidente?», cuestionó.

El PKK sostiene una larga lucha contra el gobierno turco que ha cobrado la vida de decenas de miles de civiles. Las autoridades de Turquía acusan frecuentemente a Occidente de respaldar directa o indirectamente a la insurgencia curda y de interferir en el combate de Ankara contra el terrorismo.

Erdogan prometió que su país luchará contra «la maldición del terrorismo hasta el fin», después de realizar una visita a algunos de los heridos en el Hospital Haseki de Estambul.

Rodeado por personas que coreaban su nombre y «Dios es grande», Erdogan se comprometió a que los responsables serían encontrados y «pagarán un precio aún más caro».

Cientos de manifestantes ondeaban banderas durante su marcha el domingo a lo largo de la franja costera de Estambul hacia el lugar donde se registraron las explosiones. Ciudadanos cubrieron de flores las barreras que rodean el estadio.

Este año, Estambul ha registrado diversas explosiones, algunas de las cuales se han atribuido al grupo Estado Islámico y otras han sido reivindicadas por militantes curdos.

El país está bajo estado de emergencia desde el fallido golpe de Estado del 15 de julio.

El Partido Democrático Popular, un grupo procurdo, condenó el ataque. El comité ejecutivo central del partido señaló que sentía «una gran tristeza y comparte el dolor» de las víctimas.

«Es esencial que la política, lenguaje, tono y prácticas que causan tensión, polarización, enemistad y enfrentamientos cesen de inmediato», añadió.

 

Comentarios