SAN FRANCISCO (AP) — Yahoo se ha convertido en el ejemplo más grave de un fenómeno cada vez más aterrador, pero cada vez más frecuente: ciberataques masivos que roban secretos e información potencialmente reveladora de nuestros archivos digitales personales o de grandes organizaciones que almacenan datos nuestros.
En el más reciente caso, Yahoo reveló el miércoles una violación gigantesca que afectó más de 1.000 millones de cuentas de usuarios, la mayor de su tipo en la historia. La compañía dijo que el ataque se produjo en agosto de 2013, pero que la empresa lo descubrió recientemente. Peor aún, el anuncio fue el segundo este año: el primero, anunciado en septiembre y atribuido a un gobierno extranjero no identificado, afectó 500 millones de cuentas en 2014.
Ninguna de estas violaciones ha sido vinculada con fraudes online o repercusiones específicas para los usuarios de Yahoo. Pero su revelación se produjo tras los temores expresados por la inteligencia estadounidense sobre el ataque ruso al correo electrónico demócrata durante la campaña presidencial, además de otros ataques a una gran aseguradora de salud, una compañía de análisis clínicos y la oficina del gobierno a cargo de millones de empleados públicos federales.
«La lección es clara: ninguna organización es inmune al ataque», dijo Jeff Hill, directivo de la consultora de ciberseguridad Prevalent. Y puesto que la mayoría de nosotros dependemos de grandes organizaciones que tienen nuestras vidas digitales en sus manos, en un sentido amplio eso significa que nadie está a salvo.
Desde luego que el asunto no es tan sencillo. Los ciberataques más complejos probablemente son obra de ladrones digitales que trabajan para gobiernos extranjeros interesados en manipular a sus enemigos, no en vaciar la cuenta bancaria de un individuo.
Se cree que en los últimos años, hackers al servicio de gobiernos han robado mensajes para poner en aprietos a celebridades y magnates de Hollywood (recuérdese el ataque a Sony Pictures en 2014) o posiblemente para afectar la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos.
«El espionaje, como tantas otras cosas en nuestro mundo, se ha vuelto digital», dijo Steve Grubman, jefe de tecnología en Intel Security. «Vemos que la información se usa cada vez más como arma, la información filtrada o fabricada se utiliza para causar daños intencionales a individuos y gobiernos».