diciembre 14, 2024
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diciembre 27, 2016 | 160 vistas

Abel Guzmán /Juan José Barrón.-

Una persona muerta, otra lesionada y más de 30 mil asistentes fue el saldo de los festejos de 15 años de Rubí Ibarra García, en el pequeño poblado de La Joya, municipio de Villa de Guadalupe, San Luis Potosí.

El evento que se hizo viral a través de las redes sociales cuando el papá de Rubí, Crescencio Ibarra, hiciera una invitación abierta a participar de la fiesta, atrajo a cientos de reporteros de diferentes estados del país y corresponsales y a más de 30 mil personas que inundaron la pequeña localidad.

Los primeros visitantes llegaron para la misa y para la comida que a última hora se cambió para la presa, en La Joya.

Poco a poco se fue produciendo el caos; la gente llegaba en caravanas de vehículos particulares y autobuses contratados especialmente para el festejo. A mediodía encontrar un lugar para estacionarse cerca de la comunidad era prácticamente imposible.

La festejada y sus familiares parecían no dar crédito a lo que estaba sucediendo; la prensa los acosaba con preguntas y los visitantes se arremolinaban para la foto con Rubí.

Por momentos la tensión se hacía evidente en la cara de la quinceañera; los patrocinadores y las televisoras se disputaban su atención… era un cuento de hadas en medio del semidesierto del Altiplano potosino.

Los vehículos seguían ingresando por decenas superando todas las medidas de seguridad dispuestas para el evento. El caos en la angosta carretera que lleva a La Joya era inevitable.

“Es que (Rubí) está nerviosa, todos quieren hablar con ella o tomarse fotografías”, comentó una de sus vecinas del poblado al terminar la ceremonia religiosa, buscando justificar a la quinceañera quien no aceptó fotografías y abordó entre una nube de reporteros la camioneta de su tío Pedro.

En la comida Rubí se veía un poco más tranquila mientras seguían llegando los “invitados del Facebook” y los regalos de todos tamaños y colores, como el carro que le envió “Layín”, el alcalde de San Blas, Nayarit, que “robó poquito”.

 

LA TRAGEDIA

Después de la ceremonia religiosa y la comida, familiares, invitados y los más de 30 mil “colados” se trasladaron al lugar conocido como “Laguna Seca”, en el ejido Miguel Hidalgo, donde se jugó la famosa chiva de diez mil pesos, competencia que terminó en tragedia para dos familias.

Don Félix Peña había llegado, como casi todos, movido por la fuerte propaganda que alcanzó la celebración a través de las redes sociales; traía a su caballo a competir, más que por la chiva, por la fama que le daría a su cuadra ganar en los 15 años más sonados del mundo.

Mientras los caballos eran colocados en el partidero, la policía hacía esfuerzos infructuosos por alejar de la pista a la gente. Las bestias salieron a toda velocidad dejando una nube de polvo a su paso…

En medio los gritos de la multitud alentando eufóricos a los caballos se vio caer en la pista a don Félix Peña, estaba inconsciente y sangraba por la boca, al verlo la gente se arremolinaba junto a él mientras pedían el apoyo de los paramédicos de la Cruz Roja que se encontraban en el lugar.

Fue trasladado de inmediato a un hospital de Charcas, San Luis Potosí, a donde según testigos, habría llegado sin vida. Fue en busca de fama y lo consiguió aunque en ello le fue la vida.

Una mujer que también presenciaba las carreras igualmente fue embestida por uno de los caballos; ella fue trasladada a otro hospital en donde era reportada grave.

Por un momento los accidentes al momento de “la chiva” desconcertaron a los asistentes, sin embargo la fiesta continuó hasta el amanecer… todavía faltaba el baile.

 

¿Y LOS ARTISTAS?

De todos los artistas que se ofrecieron para cantar o cuando menos asistir a la fiesta de Rubí, solamente la Banda Jerez asistió.

Con ellos Rubí bailó su primer baile en sociedad. No hacía falta nada más, la felicidad se veía en la cara de la quinceañera, quien parecía haberse acostumbrado a las cámaras, flashes y reflectores.

Pasadas las 21 horas la Policía Federal dio por concluido el acceso a La Joya, con la finalidad de evitar accidentes mayores. Una fila de 15 kilómetros de vehículos estaba varada en las inmediaciones de la “Laguna seca” intentando llegar al baile de Rubí.

 

Al final el festejo superó todas las expectativas: se esperaban 20 mil asistentes y llegaron 30 mil; no hubo riñas graves pero sí murió una persona en las carreras de caballos por “la chiva”; una más resultó lesionada y miles se quedaron varados en la carretera interestatal. Así fue el festejo de los 15 años de Rubí que pasarán a la historia como un reflejo de la idiosincrasia de los mexicanos.

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