LOS ÁNGELES, EU., diciembre 27 (AP)
Carrie Fisher, una hija de la realeza de Hollywood que se hizo de su propio nombre en la cultura pop como la princesa Leia en la trilogía original de “Star Wars” y convirtió su lucha contra las adicciones y sus problemas de salud mental en libros entretenidos, una película exitosa y un espectáculo teatral, murió el martes tras sentirse mal en un vuelo la semana pasada. Tenía 60 años.
“Carrie era única … brillante, original. Graciosa y sin miedo emocional. Vivió su vida con valentía”, dijo su compañero de reparto en “Star Wars” Harrison Ford en un comunicado.
Fisher, hija de la actriz Debbie Reynolds y del cantante Eddie Fisher, había estado hospitalizada desde el viernes cuando un grupo de paramédicos atendió a una paciente en un aeropuerto de Los Angeles. Su familia no dio detalles sobre la emergencia, pero según reportes había sufrido un paro cardiaco.
“Gracias a todos los que han acogido los regalos y talentos de mi amada y maravillosa hija”, escribió Reynolds en su página de Facebook el martes. “Estoy muy agradecida por sus condolencias y oraciones que ahora la están guiando hacia su próxima parada. Con amor, la madre de Carrie”.
Fisher tuvo su debut cinematográfico junto a Warren Beatty en el éxito de 1975 “Shampoo” y también actuó en “Austin Powers”, “The Blues Brothers”, “Los ángeles de Charlie”, “Hannah and Her Sisters”, “Scream 3” y “When Harry Met Sally …”.
Pero su papel más memorable era el de la princesa Leia en “La guerra de las galaxias” de 1977 con sus inconfundible peinado con moños laterales y quien pronunciaba la frase “Ayúdame Obi-Wan Kenobi, eres mi única esperanza”.
Retomó el papel en el episodio V de la serie “El imperio contraataca” y en el VI “El regreso del Jedi”. En 2015 le dio gusto a los fans al interpretar de nuevo a la princesa en “Star Wars: El despertar de la Fuerza”, y su imagen animada por computadora aparece en “Rogue One: Una historia de Star Wars” de este año.
Sin palabras, estoy Devastado”, tuiteó el actor de “Star Wars” Mark Hamill.
En 1987 su novela semiautobiográfica “Postcards From the Edge” se convirtió en un éxito de ventas. Fue adaptada al cine en 1990 en una película protagonizada por Shirley MacLaine y Meryl Streep, con el título de “Postales desde el abismo” en español.
Fisher continuó publicando otros libros: “Delusions of Grandma”, “Surrender the Pink”, “The Best Awful” y “Shockaholic”.
Este año presentó sus memorias “The Princess Diarist”, basadas en los diarios que escribió mientras filmaba la trilogía original de “Star Wars”, en las que reveló que ella y Ford tuvieron un romance en el plató de “La guerra de las galaxias”. Fisher tenía 19 años, Ford 33 y estaba casado.
“Soy un producto de la endogamia de Hollywood. Cuando dos celebridades se aparean algo como yo es el resultado”, decía en el espectáculo.
Además de su madre, a Fisher le sobreviven su hermano Todd Fisher, y su hija, Billie Lourd.
“La gente se siente identificada con aspectos de mi historia y eso es agradable porque no estoy sola con ella”, dijo. “También creo que eres tan enfermo como tus secretos. Si eso es real estoy muy sana”.
Eterna guerra contra su personaje
MADRID, España, diciembre 27 (Agencias)
La actriz Carrie Fisher tenía solo 20 años cuando se estrenó Star Wars y el inmediato y gigantesco éxito de la película, unido a su desorden bipolar, la llevó a una espiral de drogas de la que tardó muchos años en salir, pero pese a todo, siempre estuvo agradecida al personaje de princesa Leia.
“La gente quiere oírme decir que estoy harta de interpretar a Leia y que ese personaje arruinó mi vida. Pero si mi vida era tan fácil de arruinar, entonces merecía ser arruinada», dijo en 2015 en una entrevista con la web ‘The Daily Beast’.
En una visita a Australia en 2010 para promocionar el documental Wishful Drinking, basado en un libro escrito por la actriz y con claro carácter autobiográfico, Fisher aseguró que empezó a consumir cocaína en 1980 durante el rodaje de The Empire Strikes Back.
Lo hizo, aseguraba, para mantener el ritmo, no porque le gustara, pero su adicción la llevó a visitar regularmente las clínicas de desintoxicación e incluso sufrió una sobredosis.
En el libro Wishful Drinking (2009), Fisher relató abiertamente y sin pudor sus problemas con las drogas y con su enfermedad, un trastorno bipolar que le diagnosticaron cuando era una adolescente y que le costó mucho tiempo asumir y entender.
“Puedes reconocer los síntomas de la mayoría de las enfermedades. Fiebre, dolor de estómago, frío…. Con la depresión maníaca es promiscuidad sexual, gastos excesivos y abuso de sustancias. ¡Y eso sonaba simplemente como un fantástico fin de semana en Las Vegas para mí!», asegura la actriz en el libro.
Durante años no supo controlarse, rechazaba los tratamientos que le proponían los médicos y actuaba por impulsos. Uno de ellos le llevó a casarse con el cantante Paul Simon.
El matrimonio duró menos de un año -de agosto de 1983 a julio de 1984- pero la pareja continuó su relación después del divorcio e incluso ambos visitaron a un brujo durante un viaje por el Amazonas, según relató Peter Ames Carlin en su libro Homeward Bound: The Life Of Paul Simon By Peter Ames Carlin.
EL INFIERNO CONTRAATACA
La relación se rompió definitivamente pero sus problemas con las drogas y con su enfermedad continuaron durante años. «A veces solo puedes encontrar el paraíso cuando regresas lentamente del infierno», escribió Fisher en su libro.
Porque la escritura fue la forma en la que la actriz pudo hacer frente a sus adicciones y a sus fantasmas: al peso de ser hija del cantante Eddie Fisher y la actriz Debbie Reynolds, el del tremendo éxito de Star Wars, el de sus problemas mentales, y el de sus relaciones fallidas.
Comenzó con su primera novela, Postcards From The Edge, que publicó en 1987 y que era una historia claramente autobiográfica, aunque ficcionada.
El guión que escribió para la película que posteriormente protagonizaron Meryl Streep y Shirley McLaine le valió una nominación a los BAFTA del cine británico y un reconocimiento mayor al conseguido como actriz.
Continuó su particular terapia con Wishful Drinking y Shockaholic (2011) y la finalizó con The Princess Diarist (2016), en la que volvió a hablar de sus problemas.
POBRE PRINCESA
Aunque la revelación de la que más se habló fue de la relación que la actriz y Harrison Ford mantuvieron durante tres meses en el rodaje de la primera entrega de Star Wars.
«Si Harrison era incapaz de ver que yo sentía algo por él, entonces no era tan listo como yo creía que era -como sabía que era-. Le quise y él lo permitió», aseguró la actriz en su último libro.
También reconoció que no se sintió bien al tener una relación con un hombre casado, mayor que ella (Ford tenía 33) y con dos hijos, y por eso no habló de la relación hasta cuatro décadas más tarde.
Secretos y adicciones de una actriz inestable que sin embargo nunca quiso culpar ni a su temprana fama ni a su mitificado personaje de Leia de sus problemas posteriores, según señalaba hoy US Weekly.
«Soy la princesa Leia, pase lo que pase. Si estuviera intentando conseguir una buena mesa en un restaurante, no diría que escribí ‘Postcards’. O si estoy intentando que alguien acepte mi cheque y no tengo identificación, no diría: ‘¿Has visto Harry encontró a Sally?’, La princesa Leia estará en mi lápida».