Londres.- No es nada atípico ver como alguien trata de predecir el tiempo en base a su dolor óseo, pero un estudio del George Institute for Global Health de Sidney (Australia) publicado en la revista Pain Medicine muestra como el aumento de los síntomas de la artrosis y la lumbalgia no tienen ninguna relación con los cambios meteorológicos.
«Hoy va a llover, me duele la rodilla», una frase con poco sentido pero tan repetida que se ha llegado a creer. Ahora un estudio de investigadores australianos muestra como las precipitaciones o los cambios bruscos de temperatura no son una razón directa de los síntomas de dolores musculares u óseos.
«La creencia de la existencia del vínculo entre el dolor y las inclemencias del tiempo, se remonta a la época romana. Sin embargo, nuestro trabajo sugiere que esto podría basarse en el hecho de que la gente recuerda episodios que confirman sus puntos de vista preexistentes», comenta Chris Maher, director de la investigación en Pain Medicine.
Para comprobar si esta creencia constataba de pruebas reales, los investigadores analizaron los historiales médicos de casi 1.000 adultos australianos con dolor lumbar y 350 con artritis en la rodilla. Unos datos que se pusieron a prueba durante una temporada en la que en Australia iba a haber temperaturas oscilantes entre los 5,4 y 32,8 grados.
«Nuestros pacientes se mostraban inflexibles a la hora de afirmar que las condiciones atmosféricas adversas empeoraban su sintomatología. De esta forma, decidimos llevar a cabo un nuevo análisis de los pacientes», explica Maher.
Tras comprobar de nuevo si los dolores lumbares coincidían con fuertes cambios meteorológicos, los investigadores evidenciaron la cruda realidad: no hay nada de común entre los dolores y la temperatura.
Para aquellos que aún se muestran reacios a ponerse de lado de la ciencia, Maher todavía tenía una explicación más. «Los seres humanos somos muy susceptibles, por lo que es sencillo acordarnos más del dolor en los días fríos y lluviosos y no en los días soleados».