WASHINGTON, EU., enero 12 (AP)
El presidente Barack Obama anunció el jueves la anulación de una vieja política migratoria que permitía a cualquier cubano que llegara a suelo estadounidense quedarse y obtener estatus de residencia legal, una medida que elogió el Gobierno de Cuba.
La anulación de la política conocida como “pies mojados, pies secos” entrará en vigor de inmediato. La decisión se da tras meses de negociaciones enfocadas en parte en que Cuba permita el regreso de quienes sean rechazados por Estados Unidos.
A partir de este momento, los ciudadanos cubanos que intenten entrar a Estados Unidos de manera ilegal y no cumplan los requisitos para recibir asilo humanitario, serán deportados, de conformidad con las leyes estadounidenses y sus prioridades de aplicación, señaló Obama en un comunicado.
“Al tomar esta medida, daremos a los migrantes cubanos el mismo trato que damos a los migrantes de otros países. El gobierno cubano ha acordado recibir a los nacionales cubanos que regresen, tal como ha aceptado el regreso de migrantes interceptados en el mar”, añadió.
En una declaración escrita leída en la televisión estatal, el gobierno de Cuba consideró que se trata de “un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales”.
Además, confió que contribuya “a la normalización de las relaciones migratorias, las cuales han estado marcadas desde el triunfo de la revolución por la aplicación de políticas agresivas en esta materia por sucesivas administraciones estadounidenses, que alentaron la violencia, la migración irregular y el tráfico de personas, causando numerosas muertes de inocentes”.
El presidente electo Donald Trump podría revertir el cambio una vez que asuma el cargo la próxima semana. Trump ha criticado las medidas Obama para mejorar relaciones con Cuba. Pero eliminar una política que ha permitido que cientos de miles de personas vengan a Estados Unidos sin visa se alinea con el compromiso de Trump de imponer políticas migratorias más estrictas.
La política “pies mojados, pies secos” fue implementada en 1995 por el presidente Bill Clinton tras reformar una política migratoria más liberal. Hasta entonces, a los cubanos que eran capturados en el mar mientras intentaban llegar a Estados Unidos se les permitía quedarse en el país y podían obtener la residencia legal después de un año.
Washington se mostraba renuente a deportar gente a la isla socialista gobernada en ese entonces por Fidel Castro, y en general el gobierno cubano también se negaba a aceptar a los ciudadanos repatriados.
En el pasado, La Habana se ha quejado amargamente de los privilegios migratorios especiales otorgados por Estados Unidos, ya que —dice— alientan a los cubanos a arriesgarse a efectuar peligrosos viajes para escapar, y generan una fuga de cerebros. Pero la medida también ha servido como una válvula de escape para el estado unipartidista, al permitir que los cubanos más insatisfechos busquen una vida mejor en el exterior y se conviertan en fuentes de apoyo financiero para sus parientes en la isla.