diciembre 13, 2024
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enero 21, 2017 | 157 vistas

Héctor González Antonio.- 

La sociedad tamaulipeca debe estar alerta de adolescentes y jóvenes estudiantes para evitar que se registren hechos violentos como los de un colegio de Monterrey, Nuevo León; la población en el país está tocando fondo y Tamaulipas no está exento, consideró el sociólogo Luis Humberto Garza Vázquez, lo que debe alertar a la ciudadanía.

“Estamos tocando fondo con problemas relacionados con la violencia que lamentablemente estamos viviendo a nivel nacional, es un síntoma que es necesario abordar y atender, de lo contrario se puede generalizar”, dijo.

En el caso específico de esta entidad, factores como la pérdida de familiares por situaciones relacionadas con inseguridad, violencia, desapariciones forzadas, entre otros, incrementan los riesgos en menores de edad.

Si no reciben la atención especializada, principalmente psicológica y continúan en un entorno donde privan esos aspectos, claro que las posibilidades de sufrir riesgos son mayores.

Por ello se sumó a la propuesta del diputado presidente de la Comisión de Educación en el Congreso local, Rogelio Arellano, de atender con psicólogos los problemas que enfrentan los alumnos en planteles educativos.

“Tenemos que impulsar y fomentar la resiliencia, que es la capacidad para enfrentarnos a crisis, adversidad, problemas y salir adelante a pesar de ellos, se requieren modelos que vayan acordes a los momentos históricos que estamos viviendo”, abundó.

La propuesta está encaminada a comenzar un proceso de intervención, comenzando con estudios que permitan conocer el perfil en el caso de las escuelas, de los estudiantes, sus factores de riesgo, pero también de las familias de dónde provienen y los riesgos que enfrentan.

El también catedrático de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) expresó que conociendo los factores de riesgo y protección, se pueden tomar decisiones y actuar de manera preventiva sin llegar a sufrir hechos lamentables.

No obstante, este tipo de estudios debe aplicarse al menos cada año para mantener actualizada la situación de cada estudiante y sobre todo aquellos que resultan vulnerables.

Ya con el conocimiento de perfiles, riesgos y posibles factores de protección se procede a elaboración de planes, programas y proyectos que vayan acordes a lo establecido por autoridades educativas.

Para ello se requiere capacitación e integración de un grupo multidisciplinario de especialistas, sociólogos, psicólogos, terapeutas familiares, educadores y sean estos grupos los responsables de aplicar las estrategias de intervención encaminadas a evitar hechos lamentables, concluyó.

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