diciembre 11, 2024
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enero 26, 2017 | 163 vistas

José del Carmen Perales Rodríguez

La problemática que plantea la posible repatriación de alrededor de dos millones de connacionales que viven y trabajan en los Estados Unidos (EU), trasciende lo social y abarca la modificación de las políticas gubernamentales, y además requiere de urgentes acuerdos con el propio gobierno de aquel país y principalmente entre autoridades estatales.

Así lo anticipa el doctor en psicología y experto en temas sociales, Héctor Manuel Cappello y García, quien considera que principalmente el Estado está en una carrera contra reloj para evitar que se le venga encima un alud de complicaciones socioeconómicas, pues aunque cuenta con recursos humanos experimentados en estas situaciones, no ocurre lo mismo en lo que a recursos financieros se refiere.

Pese a que una de las aristas de este tema apunta al recrudecimiento del clima de inseguridad que vive la entidad, para el investigador y director del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Regionales (Cemir) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) se trata de algo subjetivo, toda vez que la principal característica de los migrantes es la vocación laboral y no la delincuencial.

 

LA CRISIS YA EMPEZÓ

Cappello y García precisa que si bien la asunción de Donald Trump como presidente de EU seguramente endurecerá la deportación de connacionales, solamente será un poco más de lo que ya ocurrió durante el gobierno de Barack Obama en que, asegura, se deportaron casi dos millones de personas.

“Pero actualmente ya se tienen muchos problemas, por ejemplo en Nuevo Laredo y Matamoros, ciudades en donde alrededor de cien personas de origen cubano se encuentran varadas y al menos 99 de Haití, mientras en cuatro albergues hay alrededor de 600 niños que fueron repatriados y se encuentran en calidad de migrantes infantiles”, dijo.

El entrevistado añade que la gravedad que se anticipa es porque en la inmensa mayoría de los casos se trata de seres humanos que serán deportados sin ningún papel, situación que al final de cuentas no significa un freno al flujo de indocumentados no solamente en la frontera entre México y EU, sino en todo el país.

“Lo que creo es que no se va a parar el ingreso de personas de forma ilegal a los Estados Unidos, como no ha podido ser posible en diversas partes del mundo, por muchos impedimentos que se establezcan, pues se trata de un fenómeno mundial que se da principalmente de países pobres hacia países ricos”, precisa.

 

TRATO DELINCUENCIAL E INHUMANO

En este contexto, el experto en psicología social alude al demérito generalizado en los Estados Unidos que se hace del probado aporte de los migrantes, particularmente de los mexicanos, al progreso y principalmente a la economía de ese país.

“Lo que sucede en el caso de los migrantes que son deportados por las autoridades estadounidenses, es que los tratan como delincuentes bajo el argumento de que han emigrado sin permiso de ese gobierno.

“Por tanto las atenciones que les dan no son muchas, aunque vale reconocer que hay algunas ciudades que han hecho resguardo de los inmigrantes y nos ha protegido, pero son solo seis o siete”, apunta.

Sin embargo, Cappello y García sostiene que en el resto de aquel país se da un proceso de no ayudar a los migrantes, a pesar de que en general todas las ciudades se ven favorecidas con el trabajo de estas personas, porque realizan un conjunto de labores que los norteamericanos no realiza.

 

HAY EXPERIENCIA, FALTARÁ DINERO

Ante un panorama en el que se avizora como inminente la repatriación de connacionales, el investigador no descarta problemas por lo que desde su punto de vista los preparativos debieron empezar desde hace mucho tiempo.

–¿Está preparado Tamaulipas para una repatriación masiva?

“Yo creo que está regularmente preparado, a su favor tiene más de 50 años de experiencia en ese problema, que desde hace mucho tiempo se está dando, por tanto cuenta con personas que pueden manejar y controlar la situación.

“Aquí el problema va ser la cantidad de migrantes que puedan volver por los cruces fronterizos que tiene el estado, desde luego que no vendrán de un solo golpe pero sí va a haber volúmenes importantes de repatriados cada mes o cada dos meses”, comenta.

Para Cappello y García lo más urgente es establece convenios con el Gobierno federal a través de la Secretaría de Gobernación, para que tan pronto sean recibidos estos migrantes repatriados sean enviados a sus lugares de origen de manera masiva y rápida.

“De igual forma el Gobierno del Estado tiene que hacer su convenio con la Secretaría de Hacienda, porque este procedimiento va a tener un costo muy importante en cuanto a recursos económicos y sería un gasto pesadísimo para la entidad”.

Asimismo, el investigador pide no perder de vista la posibilidad de que entre los repatriados se incluya a personas de otras nacionalidades, dada la ligereza con que han venido actuando las autoridades norteamericanas.

“Lo conducente sería que el Gobierno federal hiciera un acuerdo con las embajadas de los países que saben hay conciudadanos suyos trabajando o viviendo ilegalmente en los Estados Unidos, pero a la vez con los estadounidenses para que nuestro país solamente se enviará a migrantes ilegales mexicanos”, añadió.

 

ABSORCIÓN, LABOR NACIONAL

El director del Cemir refiere que durante el gobierno de Barack Obama un millón 850 mil migrantes mexicanos fueron repatriados, cantidad que es similar ahora con la llegada de Trump pero en un lapso menor, lo que pondrá a prueba toda la capacidad de organización del Estado para atenderlos y absorberlos en el mercado laboral.

“En esta organización deben incluirse acuerdos con los gobiernos de las entidades que tradicionalmente han sido exportadoras de migrantes, para que coadyuven a que retornen a su lugar de origen”.

Sin embargo, advierte Cappello y García, eso no es todo.

“Esto es solo en lo que se refiere a la forma en que deberá recibírseles una vez que sean deportados, sin embargo hay otro problema más grande que es darles una alternativa económica para que continúen subsistiendo, es decir que sean absorbidos por el mercado laboral de cada entidad”.

Desde el punto del investigador esto entraña un inminente cambio en la política económica del país, lo cual debe darse de forma rápida con el objeto de que se desarrolle el mercado interno también de forma acelerada, y que haya un mayor número de ofertas de trabajo.

“Una alternativa podría ser reactivar el sector agrícola que absorbe mucha mano de obra, lo que solo será posible si se amplían los recursos que se destinan al campo, algo que a su vez redundaría en una atención o satisfacción efectiva de las necesidades del mercado interno nacional”.

Y subraya:

“Tiene que cambiar el estilo de gobernar, el desarrollo del gobierno, el desarrollo del país, porque el problema de nosotros es igual que el de Estados Unidos es la globalización que generó una concentración del ingreso como nunca se había visto, de ahí que tengamos 60 millones de pobres de los cuales 25 millones están en pobreza extrema y alrededor de once millones en pobreza alimentaria”.

 

MIGRANTES TAMAULIPECOS, DE ELITE

Cappello y García menciona precisa que se estima que en los Estados Unidos viven alrededor de 230 mil tamaulipecos sin papeles, sin embargo de estos se puede considerar que ni el uno por ciento (menos de dos mil 300) están situación de ser considerados como criminales.

“Lo sorprendente y así lo opinan muchos norteamericanos es la vocación de trabajo que tienen los inmigrantes tamaulipecos y mexicanos en general, quienes no tienen miedo a trabajar por ejemplo en los campos de sol a sol sin problemas”.

Al cuestionarlo sobre la posibilidad de que se estigmatice a los mexicanos deportados o repatriados como delincuentes, el investigador consideró que debe haber instancias que les otorguen constancias de su experiencia laboral y avalen su historial como personas de bien.

“Lo ideal para que las personas que son deportados o que serán deportados no lleguen y sean considerados de entrada como criminales o delincuentes en nuestro país, es que se den a conocer los datos que le que les identifiquen respecto a los lugares de donde proceden, así como cuál es su nivel de estudios y cuál es su ocupación. Algo así como una carta de recomendación”, apuntó.

–¿Cuáles regiones del estado tienen identificadas como principales exportadoras de migrantes?

“En el caso de Tamaulipas creemos que hay dos tipos de migrantes, uno que integran aquellas personas que tienen poco nivel de capacitación y otras que si están más capacitadas. Esto último es porque a partir de alrededor de 15 años empezó a bajar el desarrollo del estado, al pasar del ser el quinto en la repartición del presupuesto nacional al lugar 18 en el que se encuentra actualmente”.

Añadió que esto ocasionó que en este lapso muchos egresados de la educación superior, profesionistas, también decidieran emigrar hacia los Estados Unidos por lo que calculó que alrededor del 15 por ciento de los todos migrantes tamaulipecos en ese país tiene un nivel educativo alto.

“El éxodo de profesionistas mexicanos en los últimos cinco años ha sido muy grande, lo que sucede es que nuestro país ha sido muy eficiente en producir profesionistas, aunque con pocas oportunidades de trabajo, pues solamente consiguen un empleo el 14 por ciento en los primeros dos años, aumenta un poco a los siguientes dos años pero la mayoría después de cuatro años de no emplearse se dedican a otras cosas. Lamentablemente algunos de ellos también van a sufrir lo mismo de darse las deportaciones”, concluyó.

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