Shalma Castillo.-
“Llévenos al cielo”… una frase muy reconocida por quienes laboran o visitan el edificio de Palacio de Gobierno de esta Capital…
Esta es una de las frases que inventó “don Fer”, el famoso elevadorista de este lugar, conocido por burócratas, funcionarios, ex funcionarios, público del estado, nacional e internacional, así como por los últimos 12 gobernadores de Tamaulipas.
De 78 años de edad, estatura baja, complexión delgada, tez morena, anteojos, con arrugas en su rostro y su cabello pintado de canas, educado, serio pero de buen humor, así es Fernando Frausto Martínez.
Con un pequeño radio que a veces sintoniza las noticias, en otras ocasiones música y sentado en un banquito en el elevador, es como sirve a las personas diariamente.
Él es la persona con más años de antigüedad que trabaja en el Gobierno del Estado, es quien desde hace 62 años se encarga de manejar el elevador del edificio gubernamental ubicado en la Plaza Juárez de Victoria.
En todo este tiempo ha visto pasar 12 gobernadores de Tamaulipas, y a pesar que ya se jubiló, por amor a su trabajo continúa sirviéndole a la gente que visita este lugar.
“Con el señor gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, ya son 12 gobernadores con los que he trabajado, yo entré en 1955, a partir del mes de mayo de ese año me dieron mi nombramiento en el sexenio de Horacio Terán Zozaya”, cuenta don Fer.
Platica que desde sus 16 años de edad entró a trabajar y desde entonces lo pusieron en el elevador, para que atendiera al entonces gobernador y a los funcionarios de aquel tiempo.
Su trabajo comenzó en el elevador que se ubica a un costado de la calle “16”, después de un período lo cambian al que se encuentra por la entrada del “15”.
“Me dijeron que mi trabajo sería atender en el elevador al señor gobernador y a los funcionarios, porque antes solamente ellos utilizaban el ascensor y tiempo después empezaron a dar permiso al público que subiera al segundo piso posteriormente hasta el tercero”, detalla.
Hasta después de 12 años, en el sexenio de Praxedis Balboa Gojon se le autorizó al público en general subir por el elevador.
Don Fernando cuenta que en todo este tiempo ha vivido muchísimas anécdotas, pero no se acuerda de todas, sin embargo nos contó de algunas que no se le olvidan.
Entre risas menciona; “en una ocasión el ingeniero Américo Villarreal Guerra venía acompañado por personas de los medios de comunicación y les dijo que entraran al elevador y él se quedó afuera, me hizo la seña que le cerrara y le diera”.
…sus compañeros me decían, ‘¡oye espérate, espérate si venimos con el gobernador!’… bajamos y ya no estaba, se les escondió, después don Américo salió riéndose…
Otra de las vivencias que no olvida es cuando el gobernador era Manuel Ravizé.
“El señor Manuel entró al elevador y el timbre estaba muy insistente, eran dos compañeras que esperaban el ascensor abajo, estaban plática y plática entre ellas, y al bajar le dice don Manuel, ‘¿lleva mucha prisa señorita?’ y ella no se fijó que era él, y respondió ‘sí, ¿por qué?’ con tono molesta”…“el gobernador se fue, ellas subieron al segundo, de rato llegaron nuevamente porque la otra señorita le dijo a su compañera, ‘¡oye que grosera!, te portaste muy mal con el señor gobernador, fue él quien te preguntó si llevabas mucha prisa’… y viene a preguntarme si era cierto y le dije que sí era el señor gobernador, traía mucha pena la muchacha”…
Gracias a su buen humor y trato que les da a las personas, ha tenido muy buena relación con los gobernadores.
Dice que todos con los que ha trabajado lo han tratado bien, y hasta ahora después de tantos años, no ha recibido ningún tipo de regaño por parte de ellos.
“Si me daban instrucciones de lo que querían que se hiciera, o por ejemplo que tenían reunión y no querían que subiera a nadie para que no se escuchara ruido, porque entran riéndose y se oye adentro de la oficina, me decían ‘bájalos en el segundo piso, sea quien sea hasta que te avisemos’”.
Nos platica que él se jubiló hace aproximadamente diez años, y cuando estaba a punto de retirarse fue llamado por la Dirección de Servicios, para que les ayudara el día siguiente ya que iba a entrar el nuevo gobierno de aquel entonces.
En esa época don Fer les dijo que sí iría a ayudarles, pero luego el gobernador Eugenio Hernández Flores le dijo que quería que él siguiera, ‘yo quiero que sigas, no te vayas’… “por eso sigo aquí, ellos me han dicho que me quede, mientras ellos me digan que siga y yo pueda, así será, el día que ya no pueda pues yo les doy las gracias o que también ellos me digan que ya no, estaré agradecido”…
Entre broma, la reportera de El Diario le cuestiona a don Fer que cómo era que él aguantaba tantas horas y por tanto tiempo estar en el elevador, si tan solo con diez minutos que ella estuvo ahí, ya estaba mareada de subir y bajar.
La respuesta de don Fernando fue que él ya se había acostumbrado y lo veía como algo natural.
Sin embargo, cuenta que al principio cuando inició este trabajo le dolía la cabeza de tantas vueltas que daba en el elevador y más aún porque antes en este edificio estaban muchas oficinas instaladas, lo que significaba que eran más personas las que acudían al lugar… “más gente venía antes, lo que era más movimiento, pero es mejor porque no se aburre uno si tengo que estar subiendo y bajando…”
En todos estos años don Fer ha conocido a mucha gente, y mucha gente ha conocido a don Fer.
Cuenta que conoce a personas de todo el estado que vienen a visitar al gobernador, o a realizar cualquier tipo de trámites, pero también a personas de otras partes del país.
“Aquí han venido muchos periodistas de México, sobre todo en los tiempos del informe de Gobierno y después algunos regresan en el transcurso de año”, y que por supuesto no se olvidan de él.
Dice que las pláticas más comunes que mantiene con la gente, y quienes ya lo conocen, es que cuando suben a ascensor les pregunta que si van al cielo, por lo que la gente responde que sí.
“Yo les digo que si van al cielo, porque así le pusimos al tercer piso, o bien ellos me dicen llévenos al cielo, al paraíso o al purgatorio, según donde vayan, la mayoría de la gente ya está acostumbrada”, enfatiza.
En ese momento, una de las personas que viajaba en el elevador, se ríe y dice, “muy buena”, ya que se sintió identificado con lo que platicaba don Fernando.
Fernando Frausto nos comenta que tiene muchos sobrinos nietos de todas las edades, quienes son su familia.
Menciona que gracias a Dios y a su trabajo ha mantenido una bonita relación con los 12 gobernadores y lo han tratado bien.
Finamente, confesó que el único gobernador que no utilizaba el elevador ya que él prefería subir por las escaleras, fue Norberto Treviño Zapata.
“Don Norberto solamente usó una vez el elevador porque venía acompañado de unas maestras de la escuela primaria Leona Vicario, y por atención bajó con ellas, las acompañó, pero esa fue la única ocasión”, cuenta.
Al terminar la entrevista, enciende nuevamente su radio, uno de varios que ha utilizado desde hace más de 16 años para hacer más entretenido su tiempo en el ascensor.