Los Ángeles, 16 Feb (Notimex).- Miles de personas en el sur de California participaron hoy en la protesta «Un día sin inmigrantes», contra las políticas instrumentadas por el presidente Donald Trump en materia migratoria.
Sin marchas, la movilizacion se concentró en restaurantes y negocios que no abrieron durante el día, así como la inasistencia de estudiantes a sus escuelas y a sus centros de trabajo.
Las expresiones de rechazo a las políticas de Trump llegaron incluso a algunos cruceros de avenidas, donde manifestantes lanzaron consignas en favor de los inmigrantes.
Aunque aún no se tiene un estimado del impacto económico y de la participación en la jornada de protesta, un recorrido realizado por Notimex fue evidente un descenso en tráfico de vehículos en Los Ángeles.
También fue notoria la colocación de carteles en restaurantes, en inglés y en español, con leyendas como “Cerrado todo el día. Este negocio es atendido por latinos y apoyamos las protestas contra las acciones del nuevo gobierno”.
La protesta fue espontánea y fue impulsada por redes sociales, en las que el mensaje se volvió trending pese a que ninguna organización la convocara o se atribuyera como autora del movimiento social.
En viviendas, las familias ordenaron que nadie iría a la escuela, al trabajo, ni a hacer compras de comida o de gasolina, como fue solicitado en la movilización.
En el consultorio del doctor Steven Jacobs, enfermeras y asistentes no se presentaron en sus oficinas de Beverly Hills, explicó la empleada Andrea García. El médico Jacobs se sumó a la protesta y la vio con gran simpatía.
Javier Martínez, de 15 años y estudiante del Colegio del Este de Los Ángeles, confirmó que muchos escolares no se presentaron. “Tambien mis hermanitas me enseñaron que en su escuela faltaron muchos niños”, agregó.
La protesta va dirigida contra la política del presidente Trump por construir una nueva barda en la frontera con Mexico y por su amenaza de deportar a millones de indocumentados, a los que ahora clasifica como criminales y violadores.
Los particfipantes exigen que el gobierno de Trump reconozca las constribuciones de los inmigrantes, como mano de obra en restaurantes, negocios y demás centros laborales, y que detenga sus políticas «racistas» y «discriminatorias».