Julio Hernández.-
MATAMOROS, Tam.- Un fuerte caos se generó en el módulo de 65 y Más donde cientos de personas de la tercera edad sufrieron las de Caín para poder obtener su pago correspondiente a este bimestre, pues sus tarjetas se encuentran vencidas.
Problemas de salud se suscitaron en adultos mayores que por horas esperaron atención en el módulo del programa 65 y Más, esto ante la falta de personal para brindar el servicio a los cientos de beneficiarios que este jueves llegaron al lugar.
Esto se deriva de que al 60 por ciento de los usuarios del programa se les venció la tarjeta y se les estaba pagando a través de recibos, lo que ha causado grandes aglomeraciones desde hace dos semanas aproximadamente.
De acuerdo a datos oficiales, este programa impacta 17 mil beneficiarios solo en Matamoros y el día de ayer solamente se pudieron apreciar alrededor de diez personas y dos computadoras atendiendo lo que son altas y pagos de los beneficiarios.
Se vivieron situaciones realmente penosas donde una anciana tuvo que ser atendida por paramédicos de Protección Civil quienes tuvieron que desalojarla de emergencia del lugar, el cual estaba en medio de un caos suscitado por la lentitud en el servicio que se presenta tras el arribo de decenas de usuarios que buscan renovar su tarjeta bancaria y cobrar los recursos del bimestre.
El Centro de Convenciones Mundo Nuevo, donde se ubica el espacio de orientación, lució abarrotado ante la presencia de los ‘abuelitos’ que desde la madrugada se formaron para concretar el trámite.
De acuerdo a versiones de alguno de ellos, muchos por la lejanía de su domicilio, tuvieron que iniciar su día desde las cinco de la mañana, llegaron a las siete de la mañana en silla de ruedas y pasadas las 12 aún no eran atendidos en el módulo de atención.
Empujones, gritos y molestias, fue lo que persistió durante el día de ayer al originarse hileras que agotaron a los integrantes del padrón porque por horas estuvieron expuestos la gran mayoría de pie, pues no existieron asientos suficientes para ellos, por lo cual tuvieron que soportar las dolencias que les propiciaba sus condiciones físicas y la espera.
Muchos se quejaban pues la gran mayoría de ellos tienen que consumir algún alimento, pero ante la ausencia de éste, se creaba un ambiente de agravio muy fuerte y en ocasiones algunos conatos de violencia ante la desesperación de no ser atendidos.
“A la gente la desorientan, estamos todo el día sin comer y esperando atención, no hay orden”, expresó una persona de la tercera edad que no quiso identificarse.