diciembre 13, 2024
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febrero 20, 2017 | 275 vistas

Shalma Castillo.-

Casado por segunda ocasión, con cuatro hijos que ha sacado adelante, durante 52 años pudo separarse de su primera esposa, pero no del peine y las tijeras…

Marcelo Pérez Zúñiga, de 65 años de edad, oriundo de Matlapa, San Luis Potosí, desde los 13 años empezó a ejercer el oficio de la peluquería, lo que le ha dado para mantener y darles el estudio a sus hijos.

De niño, al no haber modo de seguir estudiando, solamente terminó la primaria y después inició con las clases de peluquería en un internado de Matlapa.

“Aunque también aprendí taxidermia entre varios talleres que había, elegí la peluquería porque fue el que más me gustaba y le veía mejor futuro”, platica.

Al concluir con su taller, comenta que empezó de ayudante a trabajar con un amigo en su natal Matlapa, después le pasó la peluquería y se quedó como encargado, pero por azares del destino tuvo que mudarse a Ixmiquilpan, Hidalgo.

En este municipio del estado de Hidalgo estuvo viviendo durante 12 años, y todo ese tiempo fue uno de los peluqueros más buscados por la gente del lugar, para que les hiciera un corte de cabello.

En 1986, su hermano, quien fue músico y lamentablemente ya falleció, lo invitó a que se viniera a vivir a Ciudad Victoria.

“Me separé de mi primer matrimonio y me vine a Ciudad Victoria, Tamaulipas; gracias a Dios desde entonces el trabajo sigue y nunca me han dejado de llegar los clientes”, platica.

Al llegar a la Capital del Estado se instaló en uno de los locales ubicados entre el Cinco y Seis Hidalgo, en la zona centro, y desde hace 30 años que continúa en esa misma calle.

“Primero estaba en un local, después me cambié, hasta hace 15 años que por fin me independicé y ya estoy trabajando en mi peluquería, ‘San Luis’”, menciona.

Dice que cuando empezó a trabajar, la tarifa por el corte de cabello era de solamente dos pesos, pero el hecho de que cada vez la renta del local cuesta más, provoca que él también haga un aumento y ahora cobra 50 pesos…y quienes tienen que pagar los platos rotos son los clientes…

Y conforme pasa el tiempo y la tecnología va evolucionando, cuenta que, además de las tijeras, él aprendió a hacer los cortes de cabello con una maquinita manual, la que ahora la sustituyó la eléctrica.

“El manejo de la máquina manual es similar al de unas tijeras, pero ahorita la eléctrica es más fácil y más rápido”, comenta.

Don Marcelo es uno de los peluqueros más antiguos de profesión en Victoria, y también de los que mayor clientela tiene.

Diariamente llega a atender hasta 40 personas, pero por la necesidad y el amor al oficio hay días en que ni tiempo le da para comer.

Sin embargo, dice que en aquellos años donde mayor clientela tenía fue en Hidalgo, y que en un día llegó a “pelar” hasta 64 personas, desde las ocho de la mañana hasta las once de la noche.

Ante ello nos platica que uno de sus clientes más frecuentes y destacados de Victoria, fue el famoso “Filósofo de Güémez”, Ramón Durón Ruiz…”durante mucho tiempo siempre venía a cortarse el cabello, después que tuvo cargos importantes ya no tenía tiempo y era menos frecuente, y yo no podía ir hasta donde estaba a cortarle el cabello”.

Mucho es el gusto de los clientes que tienen hacia su trabajo, que algunos lo frecuentan desde hace 28 años, y no solamente de la Capital, también de otros municipios de la entidad como de Altamira, Llera, El Mante hasta uno de Lagos de Moreno, Jalisco.

“A veces se acostumbran a una persona y no quieren cambiar de peluquero, tengo un cliente que viene de Lagos de Moreno, y cada vez que viene a visitar a su hija pasa a peluquearse, dice que allá no se corta el cabello con nadie”, menciona.

Tanto conoce a las personas que siempre van a cortarse el cabello con él, que solamente llegan, se sientan y no tienen que decir cómo lo quieren, por que don Marcelo ya sabe el corte de cada uno.

En su peluquería no se tiene que hacer cita, sino conforme vayan llegando los va atendiendo…” porque a los clientes que vienen de fuera no se les puede hacer menos”, enfatiza.

Dice que durante estos 52 años jamás ha tenido un reclamo o mal comentario de sus cortes por parte de las personas, ya que siempre trata de hacer un trabajo limpio, “para que el cliente quede contento”.

Aunque también platica que han llegado algunas personas a pedirle cortes modernos, de los que ahora usan los jóvenes.

“Sí han llegado personas a pedir cortes de pelo, como el ‘mohicano’, que es corto por los dos lados y en medio se deja una tira de cabello más largo, o también quieren que les haga sus rayitas, pero les digo que no, porque a veces son muy latosos y para no estar batallando”, enfatiza.

Pese a que actualmente vemos muchas estéticas en la ciudad, dice que la mayoría son modernas, y la competencia hace su luchita, pero dejan un trabajo muy mal; “se van a la rapidez, lo hacen al ahí se va y no lo dejan bien”.

La mayoría de los buenos peluqueros ya fallecieron, ahora son nuevas generaciones a las que les falta mucho por aprender.

Él dice que un corte de cabello no se trata de hacerlo “al ahí se va”, ni rápido, por querer acabar pronto, sino que con paciencia e ir viendo cómo va quedado.

Una de las personas que admiraba porque desempeñaba muy bien este oficio, era su compañero de 15 largos años de trabajo, su peluquero, el que le cortaba el cabello a don Marcelo.

“A mí me cortaba el cabello mi compañero, pero desgraciadamente acaba de fallecer el seis de febrero”, menciona.

“Ahora es difícil encontrar un buen peluquero, ya casi todos trabajan al ahí se va, y el chiste es hacer un trabajo bien hecho y que se vaya a gusto el cliente para que después regrese”, agregó

Después de la partida de su compañero, cuenta que la carga de trabajo es más pesada, ya que se le acumulan los clientes, pero hace su mayor esfuerzo para poderlos atender a todos.

Dice que la época del año en que tienen más clientela es en período de regreso a clases, es cuando las mamás llevan a que les dejen el cabello bien cortito a sus hijos, pero también cuando hace calor y en Navidad, todos quieren lucir un corte.

La tarifa de los trabajos que realiza es de 50 pesos por corte de cabello, rasura 50 pesos, flat top 50 pesos y bigote 25 pesos.

Pese a que tiene buena clientela, dice que tiene que sacar para pagar renta, ya que la zona centro es una de las más caras.

“Gracias a Dios no me he visto en la necesidad de tener que realizar otro trabajo para mantener a la familia, con puro corte de cabello, ya que es un trabajo permanente, todo el tiempo el pelo crece y los clientes ya me conocen aquí”, indica.

Dice que hay días en que parece que no habrá clientela o cuando cree que ya se va a desocupar, llegan más y más.

El momento que estuvimos con don Marcelo, tenía cinco clientes en espera, mientras que le cortaba el cabello a otro, así que la plática fue mientras él hacía su trabajo y nos iba mostrando cómo lo hacía.

“Claro que sí le doy la entrevista, pero mientras hago el corte porque si no se me llena de clientes y nunca acabo”, enfatiza.

Don Marcelo dice que gusto por este oficio no lo heredó ninguno de sus hijos, pero que gracias a él dos de ellos ya son profesionistas y las otras dos están en formación.

Su hijo mayor de 40 años es abogado, el hijo de 39 años, ingeniero en electrónica, y las dos mujeres que son las menores, una estudia derecho y la otra piensa retomar sus estudios de lingüística.

Finalmente, comenta que le gusta y disfruta lo que hace, y no se equivocó al haber elegido este oficio al cual le debe mucho.

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