Alberto de la Garza / Enviado Especial
Tampico.- El sur de la entidad amaneció de una manera distinta, con ese “olor” al Clásico Tamaulipeco que hace muchos años no lo sentían; niños, jóvenes y adultos ya vestían muy orgullosos la playera de la Jaiba Brava, confiados en que su equipo se sacaría la “espinita” de aquel duelo disputado en el “Marte R. Gómez”, donde cayeron dos por cero.
Automóviles particulares, taxis y hasta camiones de ruta portaban la bandera azul celeste, signo de que la noche del pasado sábado la Jaiba tendría uno de los duelos más importantes de este torneo, donde enfrentarían al acérrimo rival de Correcaminos, tras ocho años de ausencia en el Estadio Tamaulipas.
Con gritos desde, “arriba la Jaiba, esta noche ganamos” y hasta el “hoy cenamos gallina”, eran frases que se escuchaban desde muy temprana hora alrededor del Coloso de la Unidad Nacional, demostrando que tanto en la grada como en la cancha solo mandarían ellos, después de la solicitud por parte de ambas directivas, para que aficionados de Correcaminos no realizaran el viaje.
El Terror en el Tamaulipas comenzaría poco antes de las 20:00 horas, en el estadio comenzaron los abucheos para el rival justo cuando Correcaminos salía a calentar, mientras que una carretada de aplausos y gritos de apoyo se escucharon para los locales, siendo impulsados hasta por una Banda que se dio cita para hacer toda una fiesta deportiva.
Por fin el silbatazo inicial se escuchó, la Terrorizer no dejaba de apoyar a la Jaiba Brava, y los líderes de las diferentes secciones se organizaban para lanzar las famosas porras.
El nerviosismo en Correcaminos apareció muy pronto; Edgar “La Borrega” Benítez se fue a las regaderas apenas al minuto diez del primer tiempo, tras una tremenda plancha sobre su rival, dejando a su equipo con un hombre menos e iniciar con la “pesadilla” para el equipo de Ciudad Victoria.
En tres ocasiones los gritos de gol retumbaron el Estadio Tamaulipas, primero gracias al ex naranja Diego Menghi, quien hasta se atrevió a realizar el famoso “gallinazo”, seguido por un autogol de Pierre Ibarra y uno más de Alberto “Guamerucito”, continuando así con la fiesta prometida, olvidándose los aficionados de la porra de Correcaminos, quienes tuvieron que aguantar de todo en la tribuna.
La desesperación en el banquillo naranja por parte de Jaime Ordiales se observaba desde cualquier parte del terreno de juego, sus movimientos de un lado a otro y los gritos para los jugadores no ayudaban en nada en el funcionamiento del equipo, que se notaba desconcertado y sin la intención de salir de ese “hoyo” en el que entraron.
Ni la prensa que realizó el viaje desde la Capital de Tamaulipas se salvó del baño de cerveza, los “pastillazos” y hasta los encendedores que provenían de las gradas, mientras que la seguridad del estadio hacían los que no veían, permitiendo de esta manera las agresiones.
Vicente Matías Vuoso, Carlos Gael Acosta, Julio Atilano y hasta Diego Olsina, comenzaban a volverse “locos” en la cancha, el “Toro” discutiendo y enfrentándose a los jugadores del Tampico, mientras que el capitán azul naranja se atrevió hasta darle un verdadero empujón al silbante, temblándole la mano y sacando solamente el cartón preventivo.
Impotencia demostraron los jugadores capitalinos en los últimos minutos del partido al no poder realizar ni siquiera el gol de la “honra” para los aficionados de Ciudad Victoria que se atrevieron a realizar el viaje, mismos que no terminaron de ver el partido, al retirarlos del estadio al minuto 28 de la segunda mitad.
Apenas terminó el partido y las luces del Estadio Tamaulipas fueron apagadas, esto con la intención de que los aficionados encendieran las luces de sus celulares y comenzar a escucharle el cántico, “oe oe oe, oe oe oe oa, cada día te quiero más” y así la Jaiba Brava quedarse con la edición 29 del Clásico Tamaulipeco.