diciembre 14, 2024
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febrero 22, 2017 | 157 vistas

MÉXICO (AP) — Los mexicanos temen la aparición de campos de refugiados y deportados en su frontera norte como consecuencia de las nuevas directrices migratorias del gobierno de Donald Trump, que contemplan empezar a deportar a México a todos los latinoamericanos y otros individuos que entraron a Estados Unidos de forma ilegal desde ese país.

La política anterior suponía que solo los ciudadanos mexicanos eran devueltos a México; los demás eran enviados a sus naciones de origen.

Ahora, según la redefinición de las prioridades en la aplicación de las leyes migratorias anunciada el martes por el Departamento de Seguridad Nacional, los inmigrantes serán enviados al otro lado de la frontera, a un área azotada por la violencia donde no tienen vínculos, mientras sus peticiones de asilo o procesos de deportación se estudian en Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses no dijeron qué se espera que haga México con ellos.

Por el momento, el único consenso en México sobre las nuevas políticas de Trump es que el país no está ni remotamente preparado para ellas.

«De ningún modo o forma», apuntó Patrick Murphy, un sacerdote que gestiona el albergue Casa del Migrante en la ciudad fronteriza de Tijuana, donde actualmente viven unos 55 haitianos. Forman parte de una oleada de miles que llegaron a la frontera en los últimos meses del gobierno del expresidente Barack Obama con la esperanza de lograr asilo en Estados Unidos.

Tijuana se vio desbordada y, aunque el gobierno hizo poco para ayudar, varios grupos cristianos abrieron refugios con camas improvisadas, tiendas de campismo e instalaciones sanitarias. La comida donada sirvió para mantener a los haitianos.

Los mexicanos tiemblan ante la idea de lidiar no con miles, sino con cientos de miles de extranjeros en una región fronteriza que ya convive con la presencia de cárteles del narcotráfico y violencia.

«Estamos hablando potencialmente de centenares de miles de personas», dijo Alejandro Hope, un analista de seguridad desde la Ciudad de México. «Vea el caso de los haitianos en Tijuana ¿Cuántos serán, siete u ocho mil? Y ya está desbordada la situación».

«Ahora imagine una situación 10 o 15 veces más grande que eso. No hay recursos para recibirlos», agregó Hope.

 

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