abril 20, 2024
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marzo 13, 2017 | 166 vistas

Shalma Castillo

Fotos: Fernando Valero.-

Dentro de la inmundicia, la suciedad y los desperdicios, ellos se distinguen como dedicados obreros de limpieza…

Sus armas no son sofisticadas, una escoba y un recogedor, que complementan con un tanque de plástico y por supuesto, su deseo de ver a nuestra ciudad limpia y calles impecables.

Son padres y madres de familia que aportan su esfuerzo, su trabajo y labor constante, para limpiar el rostro urbano de nuestra ciudad.

Desde las seis de la mañana, hasta el filo del mediodía, teniendo como compañero y vigía al astro rey…

Sólo piden respeto a su trabajo, que desarrollan como modernos toreros, burlando las embestidas de los autos en las principales calles.

Por la necesidad de mantener a su familia, a falta de otro tipo de empleo, María Nelly Lumberas Pérez desde sus 17 años de edad entró a laborar en el oficio de limpieza pública, barriendo las calles de la zona centro de Victoria.

Desde el Cero hasta el 22 Hidalgo de esta avenida principal, es la zona en donde María diariamente le corresponde limpiar, recogiendo los desechos que los demás tiran en la calle.

Hace casi 18 años que se integró a este gran equipo de personas admirables que se dedican a realizar esta dura actividad en las calles de la ciudad.

Echándole ganas a su trabajo para poder mantener y darle estudios a sus cuatro hijos, es por eso que no piensa dejar este oficio hasta que se jubile.

Kenia, de 19 años, quien estudia Trabajo Social en la universidad, Mariana que está a punto de egresar de la preparatoria, Ángel de la secundaria y Abigail que cursa la primaria, son el motor que le dan las energías a su madre para que día con día, salga a realizar las difíciles jornadas de limpieza en las calles.

“Entré a este trabajo por necesidad de sacar a mi familia adelante, yo quiero que mis hijos terminen sus estudios, que le echen ganas, porque la vida en la calle es muy dura”, enfatiza.

Además, comenta que su madre también se dedicó a este oficio por 27 años, hasta que se jubiló.

Sin embargo, María lamenta la carencia de cultura en la ciudadanía, ya que conforme pasan los años, el mal hábito de tirar los desechos en lugares donde no se debe, sigue pasando.

“Desgraciadamente no hay cultura… no hay cultura… pueden cerciorarse en la calle Hidalgo más que nada, uno barre y para cuando abren los negocios, es sacar la basura del local a la calle, siendo que nosotros ya realizamos el trabajo”, enfatiza…

Dice que estas acciones por parte de los comerciantes de la avenida Hidalgo les da mucha tristeza a quienes realizan las actividades de limpieza, “porque es nuestro trabajo para que hagan eso, es un trabajo de nunca acabar, es difícil hacer concientizar a la gente”…

Otro problema es que en muchas ocasiones las personas sacan las bolsas y botes de basura después de que pasó el camión recolector, y los desechos se quedan ahí, van los animalitos de la calle y la riegan por todos lados.

Platica que diariamente recolecta dos tambos con desechos, principalmente desechables, embases de refresco, envolturas de galletas o Sabritas, papel de propaganda, periódicos, entre otras cosas.

El proceso que le dan a esta basura después de recogerla, es llevarla a un punto de reunión ubicado en el Seis y después en el 20 Hidalgo, ahí pasa la camioneta de Servicios Públicos, y vacía los tambos.

María comenta que en este oficio actualmente laboran alrededor de 40 mujeres de diferentes edades, y la misma cantidad de hombres, aunque antes a los varones no se les veía tanto interés por formar parte de estas actividades.

Dice que el salario que perciben es diferente, ya que depende de la antigüedad o categoría en la que estén, por lo que algunos ganan más que otros, pero aún así, María se las ve difícil para mantener a sus hijos y darles estudios con este sueldo.

Entre la plática de María, lo que enfatiza con más tristeza es que los ciudadanos no los respetan y muchas ocasiones los tratan mal.

…“Me ha tocado ver a personas que tiran basura enfrente de mí, aún y cuando ellos ven que estamos con nuestra escoba y el bote, pero nos dicen que para eso nos pagan”…

En una ocasión le tocó conocer a una mujer que hizo menos su gran labor… “un día una señorita estaba en su coche, abrió la puerta y arrojó un pañal, y yo iba barriendo, y le dije se le cayó, y ella me respondió, no, te lo estoy tirando para que tú lo levantes”…

“Son cosas que uno tiene que aguantar, porque nosotros como servidores públicos no podemos faltarle el respeto a la ciudadanía”, menciona.

Así como éste, son muchos casos similares de prepotencia a los que se enfrentan día a día estos trabajadores.

Otro problema muy común es que quienes andan con el bote recolector de basura ocupan espacio en la calle para poder desempeñar su labor, ya que la banqueta está muy angosta.

“Los carros no nos respetan, ni porque traemos el chaleco y se molestan, nos gritan cosas o nos insultan”.

Platica que al igual que su madre, ella quiere jubilarse, aunque dice que cuando uno sale de este trabajo, es para tirarse en cama, porque es una actividad desgastante físicamente, se enferman de articulaciones, rodillas, cadera y las manos, pero aún así todos los días le echan ganas para dejar las calles impecables.

María hizo un llamado a la comunidad, e invitó que antes de arrojar un desecho en la calle piensen en el arduo trabajo que ellos realizan, y en la contaminación que están causando al planeta.

Así como el caso de María existen muchos otros, tal es el de J. Graciano Olvera Zárate, quien lleva trabajando 23 años en la limpieza pública de la Capital de Tamaulipas.

Platica que él ingresó cuando tenía 26 años de edad, acudió al área de Recursos Humanos del municipio para ver si tenían vacantes laborales, y le comentaron que efectivamente, tenían en el espacio de Limpieza Pública, por lo que él aceptó y desde entonces se quedó.

Con tres hijos que mantener y darles estudios, es por el motivo que Graciano ha permanecido en este trabajo, con un horario diario de seis de la mañana hasta las dos de la tarde.

En este oficio, las tareas se distribuyen de diversas maneras, pero con el mismo propósito de dejar limpias las calles y lugares públicos.

“A mí me toca andar en los mercados y en las plazas, ahí recojo los desechos de basura que deja la gente”, menciona.

Dice que en el mercado de la Capital lo que más desechan son alimentos en los puestos de comida, y lo que son carnicerías, los huesos de la carne de los animales que venden.

También coincide con María al mencionar que la cultura de la gente no ha mejorado en colocar la basura en su lugar.

“A veces nada más la avientan y uno batalla bastante porque está suelta y no la ponen en un lugar fijo, van los perros y hacen un desorden”, menciona.

Cuando tratan de pedirles que los ayuden colocando la basura en el lugar, las personas se molestan, “uno está ahí a veces y les decimos que la echen al tanque, pero se enojan, dicen que para eso estamos nosotros para hacer el trabajo”.

Platica que el destino de los desechos que recogen los llevan al relleno sanitario y allá los separan, lo que es plástico, aluminio, cartón o periódico.

Finalmente, pide a la ciudadanía que respeten los puntos de recolección, y que saquen su basura a la hora que pasa el camión, no antes ni después porque los animales la riegan por la calle y es más trabajo para ellos.

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