Rebeca Maldonado.-
“Fray Bigotón” es el nombre de un Schnanuzer que vive feliz en compañía de los frailes que decidieron darle un hogar en el convento de San Francisco, en Cochabamba, Bolivia. El perrito vagaba por las calles hasta que fue llevado a un refugio en donde los religiosos lo adoptaron.
La historia de este peludito, se hizo del conocimiento público gracias a las curiosas fotos que circulan en Internet donde se le puede ver llevando un hábito igual al que los monjes usan.
El can, anteriormente llevaba el nombre de “Carmelo”, pero al llegar y llenar de alegría el convento, los frailes decidieron darle un nombre más particular y fue así como le bautizaron como “Fray Bigotón”.
Siguiendo el ejemplo del patrono que los identifica, San Francisco de Asís, quien es el santo de los animales, veterinarios y ecologistas, los monjes le han dado todo su amor y cuidados al perrito, que hace de las suyas en el convento, pues según uno de los franciscanos de nombre Jorge Hernández, “Su vida se resume en jugar y correr. No tiene obligaciones de ningún tipo. Aquí, todos los hermanos lo queremos mucho. Ahora es una criatura de Dios”.
“El perro tiene todo el espacio para que pueda desear para jugar y correr libremente. Además dispone de una fuente para beber y refrescarse cuando quiera”, comenta uno de los frailes.
Los franciscanos esperan que la historia de Fray Bigotón sirva de ejemplo para que las personas se inspiren y se animen a la adopción de animales, para darles el amor y los cuidados que merecen.
