CIUDAD DE MÉXICO, marzo 26 (Agencias)
Si dices que sí a alguna o más de estas señales, debes evaluar si tu rutina es la indicada.
Hay quienes dicen que si no hay dolor no cuenta, pero esta “máxima” del ejercicio no es del todo cierta. ¿A qué nos referimos? Es correcto que a veces nos duelan un poquito los músculos después de hacer ejercicio, pues quiere decir que se están trabajando, sin embargo, hay ciertos tipos de dolor que no son positivos.
Sobre todo, si te duran más tiempo del necesario. Por todo lo anterior, el portal web Elle nos presenta cinco señales de que tu ejercicio te puede estar haciendo daño.
Tus músculos tiemblan sin parar:
Temblar un poco es relativamente normal, pero si tus brazos vibran de más, es una señal de que algo está fallando.
No sólo corres el riesgo de que el peso que estás levantando se te caiga encima y te lastimes alguna parte del cuerpo, sino que puedes crear un posible daño permanente.
Experimentas un dolor repentino, agudo o irradiado:
Si es un dolor intenso que aparece rápidamente es un indicador de que algo está mal. No trates de continuar, porque puedes lesionarte una articulación.
Después de trotar, tu pie o tu rodilla se inflaman:
Si el enrojecimiento, la hinchazón o el dolor persisten, sugieren un problema por uso excesivo. Cuando esto suceda, baja la intensidad por unos días. Quizá necesitarás dedicar más tiempo al estiramiento y calentamiento antes de pisar el pavimento.
Pero si continúa molestándote cada vez que corres, tal vez tengas que consultar a un médico o fisioterapeuta. Él te ayudará a corregir la forma y fortalecerá las áreas que pueden dejarte susceptible a lesiones.
Tu hombro, rodilla o cadera crujen al levantar peso o hacer presión:
Si sientes un tipo de dolor con un movimiento específico, es que algo anda mal. Si la dolencia es aguda, pide a un especialista que te revise. Si el dolor no es tan fuerte, lo más recomendable es que te tomes un tiempo para hacer tu calentamiento y estiramiento además de no olvidar hidratarte durante el ejercicio.
