Rebeca Maldonado.-
Uno de los métodos más usados para la disciplina de un menor son las nalgadas, la mayoría de los niños han experimentado el ser reprendido con este tipo de sanción impuesta por los padres. Pero, ¿cuáles son realmente las consecuencias de golpear a un niño?
Está claro que si, el comportamiento de los pequeños se ve afectado cuando son castigados con una nalgada, ellos comprenden que no deben volver a tener malos comportamientos y muy posiblemente eviten repetir conductas para no ser golpeados. Sin embargo, también les estamos dando a entender que las situaciones difíciles se solucionan con violencia ó que alguien más fuerte puede sacar ventaja de otro más débil.
Un ejemplo puede ser cuando juega con otros niños, si se presenta un conflicto entre ellos, él puede recurrir a los golpes porque es como lo hacen sus papás.
Además, cada niño es diferente, mientras unos pueden utilizar los golpes para solucionar problemas, otros pueden sentirse realmente atemorizados, ¿Tú qué sentirías si alguien más grande y fuerte que tú se dirige a ti en forma violenta y te golpea?, eso es lo que los menores experimentan cuando son golpeados por un adulto, se sienten indefensos y además imposibilitados de defenderse.
Claro que unas nalgadas funcionan si queremos que nuestro niño cambie de actitud, pero también se podría estar afectando la relación entre padres e hijos y además en lugar de respeto, ellos sentirán miedo hacia nosotros.
En nuestra cultura se dice que “vale más una nalgada a tiempo”, pero hay que saber diferenciar entre reprender a nuestros hijos y castigarlos físicamente al punto de que ellos no comprendan lo verdaderamente importante más que temor.
Y pues, aunque nadie nos enseña a ser padres, no olvidemos que el diálogo ayuda en muchos casos que los chicos aprendan una lección, se sientan comprendidos y sobre todo, amados.