marzo 28, 2024
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abril 4, 2017 | 165 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza.-

Cd. Victoria, Tam.- René Rodríguez García sufrió la amputación de su pierna izquierda por una lesión de bala, y hoy vive un viacrucis para pagar la atención médica.

En la cama 235 del Hospital Regional de Alta Especialidad, el agente de la Policía Estatal se esfuerza por ocultar su tristeza, malestar y preocupación. Hace apenas 48 horas le amputaron su pierna izquierda, como consecuencia de una herida de bala que recibió durante una emboscada en Nuevo Laredo, el pasado 4 de febrero.

Originario de Gómez Farías, René ha dedicado, literalmente, la mitad de su vida a la Policía. Cuando tenía 20 años de edad (hoy tiene 40) ingresó a la entonces Policía Estatal Preventiva, y hasta la fecha sigue vistiendo, con orgullo, el uniforme negro.

Sin embargo, hoy René se siente decepcionado y abandonado por parte de la Secretaría de Seguridad Pública.

Mientras sostiene en sus manos, nervioso, su teléfono celular, el agente cuenta su desgracia, sus preocupaciones y sus decepciones.

Explica que el cuatro de febrero pasado participaba en un patrullaje de rutina con varios compañeros, en Nuevo Laredo, cuando al transitar a la altura del puente Mazatlán fueron atacados a traición por un grupo de civiles. Una de las balas hizo blanco en su rodilla izquierda y, además de perforarle la femoral le destrozó el hueso.

De inmediato fue trasladado al hospital del Issste en esa ciudad. Lo intervinieron quirúrgicamente, y el 13 de marzo le colocaron unos “fierros” en su pierna. A los seis días ordenaron su traslado a la clínica de Ciudad Victoria, porque aquí estaba su alta como derechohabiente.

Ahí empezó su calvario. Para ser trasladado a Ciudad Victoria tuvieron que solicitar prestada una ambulancia de Protección Civil del municipio de Hidalgo, porque el Issste no se las proporcionó.

“Nos dijeron que no tenían ambulancia”, cuenta.

Luego de cuatro días internado, los médicos del Issste lo dieron de alta. Le dijeron que ya estaba bien y podía irse a su casa.

No obstante, al paso de los días el dolor en su pierna era insoportable y notó que comenzó a supurar por la herida. Ante ello, optó por acudir al Hospital Regional de Alta Especialidad para ser atendido.

Los médicos valoraron la lesión y luego de una serie de análisis le dieron el dictamen fatal: el hueso estaba infectado y la única solución era amputarle la pierna.

Hoy, René lamenta la pérdida de su pierna porque sabe que su vida será más difícil: “quiero salir de aquí. Ver a mi familia, (es padre de cuatro hijos, de 12, nueve, un año y medio y dos meses de nacido). Quiero reincorporarme a mi vida. Los doctores me dan esperanza de una prótesis para que vuelva a caminar”.

Insiste, sin embargo, que lo que más le decepciona y enoja es el abandono que padece por parte de las instancias de Gobierno, y en particular de la Secretaría de Seguridad Pública.

“Hasta ayer debíamos aquí en el Hospital aproximadamente cien mil pesos y no sabemos cómo vamos a pagar. De hecho, ya nos dijeron que si no pagamos pronto me van a tener que regresar al Issste para que me sigan atendiendo, pero yo no quiero volver, por ningún motivo. Mi familia y yo estamos convencidos de que fue una negligencia del Issste lo que propició que me amputaran la pierna”, narra.

Dice que hasta el momento ningún funcionario se ha acercado para preguntarle lo que necesita u orientarlo legalmente. Su esposa Erika Carrizales (también agente de la Policía Estatal) y su madre Margarita García Salas han estado recorriendo oficinas de Gobierno, pero no han tenido respuestas concretas.

“Han sido mis compañeros y ex compañeros los que han estado más al pendiente de mí. Ellos se cooperaron para reunir 12 mil pesos con los que compré los “fierros” que me pusieron en la pierna antes de que me la amputaran”, refiere.

Y añade: “la realidad es de que no hemos tenido apoyo por parte de la Secretaría de Seguridad Pública. No hay ayuda de nada. Desgraciadamente así es esto. Ojala y hubiera mejores condiciones. Que pongan más atención a estos detalles porque la tropa es la que anda en la calle y la dejan morir sola.”

Cuenta que desde niño siempre quiso ser policía y cuando lo logró se sentía orgulloso de su labor al servir a la ciudadanía. Sin embargo, ahora cuando necesita que le devuelvan un poco de lo que le dedicó a la corporación, se lo niegan.

Hace un llamado al gobernador Francisco García Cabeza de Vaca: “que investigue la realidad de lo que sucede en la Policía. Estamos desprotegidos en todo. Cuando nos suceden accidentes o desgracias como la mía no hay quien nos ayude. Nos dejan solos. Como yo hay muchos compañeros en iguales o peores condiciones”.

‘NECESITAMOS AYUDA, POR FAVOR’

Doña Margarita García Salas se limpia las lágrimas con sus manos y ofrece disculpas por llorar.

“Me da vergüenza que me vean llorar, pero la verdad estoy desesperada. No sé qué hacer ni a dónde acudir. No traemos ni un cinco y ya aquí en el hospital nos están presionando para que paguemos. Me dijeron que si no pagamos una parte de la deuda hoy van a tener que regresar a mi hijo a la clínica del Issste, pero ya les aclare que por ningún motivo lo voy a permitir”, explica.

Hasta el domingo pasado debían 93 mil pesos, pero cada día la cuenta aumenta.

Las lágrimas le brotan a pesar de su esfuerzo por contenerlas, sobre todo cuando narra que, además de René, tiene otro hijo que también es policía estatal, pero está en una silla de ruedas desde hace 17 años, cuando en un enfrentamiento en Miguel Alemán le dieron un balazo que le perforó los pulmones y le dañó la columna vertebral.

“Imagínese cómo me siento ahora, con un hijo en silla de ruedas y ahora René amputado. Estoy desesperada porque, además, no tenemos dinero para pagar la atención médica”, relata.

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