ATLANTA (AP) — Un gran tornado tocó tierra el miércoles en la zona rural del suroeste de Georgia, derribando árboles y cables eléctricos, mientras tormentas azotaban la región del sureste de Estados Unidos con lluvias y pedazos de granizo tan grandes como pelotas de béisbol en algunos lugares.
Los meteorólogos dijeron que poderosas tormentas y tornados de larga duración podrían desarrollarse en una zona amplia, que abarca partes de Alabama, Georgia y Carolina del Sur. Escuelas, iglesias y algunos negocios cerraron como precaución. Incluso el torneo de golf Masters de Augusta, en Georgia, suspendió algunas de sus actividades preliminares.
Keith Stellman, del Servicio Nacional de Meteorología, dijo que un tornado grande y fuerte tocó tierra a eso del mediodía en una zona del suroeste de Georgia y recorrió cierta distancia.
Fuertes vientos de tormentas derribaron cables eléctricos y árboles en carreteras y por el costado de una autopista interestatal, dijo la representante de la policía del condado de Stewart, Sandra James. Agregó que no estaba al tanto de ningún lesionado o muerto.
También tocó tierra algo que se cree es un tornado, en el sureste de Alabama, y luego cruzó hacia Georgia, dijo el meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología, Mark Wool.
En Alabama, la tormenta castigó a un área con unas cuantas casas en los alrededores de Lake Eufaula, dañando algunas de las viviendas y derribando postes eléctricos y árboles, dijo John Taylor, agente de la Agencia de Administración de Emergencias del Condado de Henry. No hubo informes inmediatos sobre heridos o muertos en ese lugar, pero socorristas seguían laborando en el lugar.
El Servicio Nacional de Meteorología dijo que se prevén fuertes tormentas desde Alabama hasta las Carolinas. Los meteorólogos emitieron varias notificaciones de advertencias y vigilancia, mientras un frente de tormentas avanzaba por la zona metropolitana de Atlanta y otras partes de Georgia.
Los tornados no eran la única amenaza el miércoles. El Centro de Pronóstico de Tormentas dijo que vientos con una velocidad de casi 110 kph (70 mph) derribaron árboles en varios lugares de Alabama, Georgia y Carolina del Sur.
El gobernador de Alabama declaró estado de emergencia debido a la amenaza, lo que conllevó a que varias escuelas cerraran, y varios planteles de Carolina del Sur dejaron ir a los niños temprano.