Rebeca Maldonado.-
Después de nuestros hermanos, existen otros miembros que nos hacen sentirnos parte de una familia desde que somos niños, quienes son nuestros cómplices y a veces nuestra peor pesadilla: los primos.
Aunque no lo parezca, los primos forman parte importante de nuestro desarrollo y nuestra personalidad. En algunos casos hay quienes no tienen hermanos, entonces los primos son los que fungen ese papel y el lazo es aún más fuerte, pues hacen más llevadero el proceso de crecer.
Los primitos son los primeros amigos de un niño, son con los que se atreven a socializar más allá de los miembros del hogar.
No sólo son la compañía perfecta, son también con quienes aprendemos a compartir, a resolver conflictos, a imaginar, a escuchar, a pedir disculpas y a realizar actividades que nos dejen ser un poco más individuales.
Y es que mientras hay reuniones familiares, pláticas de adultos y cosas que a los menores no les interesan, los primos siempre te van a rescatar del aburrimiento para ir a explorar el mundo y así nutrir con los años esa bella relación que los hará que compartan como una nueva generación de la familia.
Las personas que cuentan con sus primos, tienen para siempre un mejor amigo que sin importar nada, (incluso las diferencias) estará ahí en cada uno de los pasos importantes de su vida.
