DENVER (AP) — Un mexicano que había pedido refugio en una iglesia en Colorado para evitar ser deportado fue detenido por agentes federales de inmigración en un negocio donde iba a adquirir tejas para instalar en un trabajo, dijo su esposa.
Arturo Hernández tiene una hija que es ciudadana estadounidense y otra protegida de la deportación bajo un programa del gobierno de Barack Obama para personas introducidas sin autorización en el país cuando eran niños. El actual gobierno de Donald Trump tiene una actitud más proclive a la deportación que su antecesor.
Hernández vivió durante nueve meses en el sótano de la Primera Iglesia Unitaria de Denver a partir de octubre de 2014, cuando el gobierno de Obama intentó deportarlo.
Los agentes de inmigración se interesaron por Hernández cuando fue acusado de ataque en un incidente laboral, aunque una corte lo absolvió. Abandonó la iglesia y regresó al trabajo cuando el gobierno de Obama le aseguró que su deportación había dejado de ser prioritaria.
El vocero del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés), Carl Rusnoff, dijo en un comunicado que la orden de deportación por ese caso seguía vigente. Añadió que si bien para el gobierno de Trump es prioritaria la deportación de delincuentes, «todas las personas halladas en violación de las leyes de inmigración pueden estar sujetas a arresto, detención y _de ser consideradas deportables por orden final_ expulsión de Estados Unidos».
Ana Sauzameda, la esposa de Hernández, dijo que su esposo fue a un negocio en Denver el miércoles por la mañana para adquirir unas tejas. Allí lo detuvieron agentes vestidos de civil.
El hermano de Sauzameda intentó filmar la detención, pero los agentes le quitaron el teléfono.
La mujer llamó a Hernández «el pilar de nuestra familia».
«Su hija mayor está a punto de graduarse. Tiene planes de ir a la universidad», dijo. «Si lo deportaran, nuestro mundo se haría pedazos. Vivir separados sería muy difícil. Sería el fin de nuestros sueños».