diciembre 13, 2024
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mayo 2, 2017 | 132 vistas

SEÚL (AP) — Los presidentes estadounidenses que han tratado de frenar el programa de armas nucleares de Corea del Norte a lo largo de los años no han usado palabras amables para referirse a sus dictadores. George W. Bush, por ejemplo, llamó al difunto Kim Jong Il «pigmeo”.

Así que no es sorpresa que los surcoreanos se sientan sorprendidos por el hecho de que Donald Trump haya dicho que el actual líder norcoreano Kim Jong Un es un tipo listo y que se sentiría “honrado” por un posible encuentro con él. Algunos medios de prensa en Corea del Sur llamaron a Trump “pelota de rugby”, una expresión que indica imprevisibilidad.

El abrupto cambio de Trump de insinuaciones de acción militar a elogios a Kim es una extraña realidad. Los surcoreanos, que están acostumbrados a las amenazas y ensayos nucleares de su vecino del norte, se sienten cada vez más perplejos por el nuevo presidente de su principal aliado y protector militar, Estados Unidos.

El temor es que Trump, un neófito a la hora de lidiar con Corea de Norte, quizás el manipulador geopolítico más astuto de grandes potencias en Asia, quizás del mundo, pudiera caer presa de algo que Pyongyang ha deseado desde hace tiempo: Un acuerdo bilateral de paz con Estados Unidos que terminaría formalmente la Guerra de Corea, que acabó en 1953 solamente con un cese del fuego, y retire los casi 30.000 soldados que protegen al Sur del aventurerismo del Norte.

Si deja a Seúl fuera de unas negociaciones, muchos temen aquí, Washington podría dejar a Corea del Sur vulnerable a la visión norcoreana de una corea unificada, con la autocrática familia Kim a cargo desde Pyongyang.

No hay chances de que eso sea logrado pacíficamente.

Eso explica la desorientación en Seúl cuando el gobierno de Trump pasa de advertencias de confrontación militar a hablar de negociaciones con Pyongyang.

Y ahora, en una entrevista transmitida por la CBS el domingo, llega la nota de admiración.

Trump dijo que Kim se ha mantenido en el poder pese a esfuerzos de “mucha gente” para sacarlo.

«Obviamente, es un tipo listo”, dijo Trump.

Y en comentarios a Bloomberg News sobre Kim, Trump dijo: “Si fuese apropiado que me reuniese con él, absolutamente lo haría, sería un honor”.

Muchos en Corea del Sur expresaron incredulidad.

El titular el lunes de un artículo en el Segye Times decía: “El pelota de rugby de Trump de pronto elogia a Kim Jong Un, llamándolo un ‘tipo listo’”.

No hay una condena universal.

Algunos en Seúl, incluso en altos niveles del gobierno, han expresado en privado optimismo de que, tras décadas de esfuerzos infructuosos para frenar la marcha de Pyongyang hacia un arsenal nuclear, un enfoque poco ortodoxo de Estados Unidos pueda ser quizás lo que se necesita.

La agencia Yonhap cuestionó en un artículo si los comentarios de Trump sobre Kim pudieran ser una estrategia para justificar pasos futuros de Washington para aumentar presiones sobre Corea del Norte.

Pero el temor en Seúl no es tanto por el enfoque como por quedar marginado del proceso.

Después de todo, son los surcoreanos quienes tendrían que vivir con cualquier arreglo con Pyongyang. Son ellos quienes sufrirían y morirían masivamente en otra guerra.

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