CIUDAD DE MÉXICO, mayo, 08 (Agencias)
Cualquiera podría pensar que, tras 28 años de carrera en el mundo de la interpretación, Salma Hayek se sentiría ya igual de cómoda haciendo cine, televisión o teatro. Sin embargo, la dura realidad es que la mexicana es presa de un incontrolable y paralizador miedo escénico en cuanto cambia las cámaras por una gran multitud de espectadores en directo.
“Sufro pánico escénico. Nadie se da cuenta, pero lo paso muy, muy mal. Si me apartas la cámara y me pones delante del público, simplemente me muero. Una vez que me subo al escenario, no lo parece, pero luego no puedo hacer nada en todo el día porque estoy agotada”, ha confesado a la edición estadounidense de la revista ¡Hola!
Quizás por esa razón, la trayectoria de Salma siempre ha estado ligada a la pequeña y gran pantalla, tanto desde sus inicios en el mundo de la telenovela -con la producción mexicana “Nuevo Amanecer” de 1988- como en el momento en que descubrió su pasión por la industria siendo aún una niña al ver la película de 1971 “Willy Wonka y la Fábrica de Chocolate”.
“Fui a ver ‘Willy Wonka y la Fábrica de Chocolate’ y no pensé ‘Quiero ser actriz’, sino ‘Hay un mundo en el que todo es posible. Puede haber un río de chocolate. No hay límites’, y así es como me enamoré del cine”, ha recordado.
Salma también protagonizó un extenso reportaje fotográfico para acompañar la entrevista en el que posa junto a su madre, Diana Jiménez Medina, quien solo tiene buenas palabras para la mayor de sus hijos.
“Siempre supe que Salmita estaba destinada a algo grande en la vida por su personalidad, su manera de trabajar para conseguir lo que quiere, pero siempre me sorprende. Continúa sorprendiéndome cada vez. Siempre quise algo: que Salma creciera e hiciera lo que ella quisiese”, contó orgullosa Diana a la publicación.