Redacción El Diario.-
San Fernando, Tam.- El miedo y el pesar se presentaron este viernes durante los funerales de Miriam Elizabeth Rodríguez.
Decenas de sanfernandenses acudieron a despedir a la activista que en el víspera fue asesinada en su propio domicilio.
Las lágrimas y el grito ahogado de «justicia» se dejaron sentir en la agencia funeraria en donde eran velados los restos de quien encabezaba el Colectivo de Víctimas de la Violencia en ese municipio.
El lugar fue fuertemente custodiado por personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y por elementos de la Policía Estatal para evitar cualquier contratiempo.
Flores y coronas con leyendas de condolencias inundaron el lugar y a pesar del temor de los ciudadanos, fueron a darle el pésame a Luis y Azalea, los deudos de Miriam, hijos de la activista que hoy nuevamente se tuvieron que vestir de luto, como hace cuatro años.
Entre oraciones, sollozos, lamentaciones y el olor a flores, el lugar donde velaban al cuerpo de Miriam, en San Fernando invadió también ese miedo, el miedo que surgió hace más de siete años. Ese miedo que se funde con el olor a muerte y con la petición de justicia.
Según estimaciones de testigos, al funeral de Miriam Rodríguez acudieron al menos dos mil personas, entre familiares, amigos, conocidos, ciudadanos comunes y autoridades.
Personal de la ONU, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y de diversos Colectivos y víctimas de la violencia.